Existe una estructura que consta de una torre central rodeada por un cerco que ha sido reforzado con parantes verticales, y que se encadenan entre sí por una serie de cables de retención orientados radialmente. 

Y aunque la descripción inicial nos hiciera pensar que es así, esta estructura no se trata de un edificio moderno. Con apenas 2 cm. de diámetro es en realidad una telaraña. Una telaraña que causó conmoción en la comunidad científica, porque cuando fue descubierta a mediados de año nadie sabía qué era exactamente ni qué especie viva (¿un hongo? ¿un artrópodo?) se había encargado de construirla.

Troy Alexander fue el expedicionario que encontró y compartió la imagen de esta maravilla en la Reserva de Tambopata, en la selva sur del Perú. Si bien se formuló más de una hipótesis, en un principio no era posible determinar con precisión para qué propósito serviría dicha enigmática estructura.

Meses después, un equipo de investigadores, liderados por el entomólogo Phil Torres, dio a conocer la imagen de la criatura responsable de aquella obra arquitectónica en miniatura. De paso, resolvía el misterio. 

Esta es la araña.

Y pudieron dar con ella luego de monitorear las estructuras que habían descubierto por su propia cuenta. Fue así como tras varios días de observación, pudieron notar que tres pequeñas arañas emergieron de tres torres separadas para escabullirse a continuación. Por lo que cayeron en cuenta que las estructuras venían a ser complejos sacos de huevos. Aunque lo particular del caso no se queda solo en la forma que tienen, sino que también albergan una única cría cada una de ellas.