La muestra ‘Un cuerpo ambulante’ de Sergio Zevallos que desde el 16 de noviembre se encuentra en el Museo de Arte de Lima y el Centro Cultural de España, ha desatado más polémica de la esperada tras el pedido enviado por parte del grupo católico Tradición y Acción al ministro de Asuntos Exteriores español, Manuel García-Margallo, y la directora del MALI, Natalia Majluf, exigiendo que esta sea retirada por atentar contra ‘los sagrados valores del Perú’. 

La exposición da cuenta del trabajo de Zevallos cuando fue miembro del Grupo Chaclacayo -colectivo que provocaba al sector más conservador de la sociedad a través del arte en los años ochenta-, intentando reflejar la situación que vivía nuestro país en medio del conflicto interno.

Sin embargo, es el apartado dedicado a íconos católicos, como Santa Rosa de Lima, lo que ha motivado al pedido de clausura.

“No se trata solo de religiosidad. Hay diferentes prácticas, ideologías y regímenes dentro de ese gran término. Hablar de religiosidad es hablar del catolicismo local, una institución que propaga toda una imaginería y lenguaje eminentemente racista (…) Santa Rosa era una mestiza. En términos contemporáneos una chola y a partir de su proceso de canonización ha sido blanqueada. Una santa chola se hizo blanca para que pueda asumir su posición de poder”, señalaba Sergio Zevallos en declaraciones para LaMula.pe en noviembre pasado.

Pero, ¿cuáles son los argumentos utilizados por Luis Alberto Chávez, secretario de Tradición y Acción, para prácticamente exigir el cierre de la muestra? Según lo explicado en la web citizengo.org, considera que se trata de “una exhibición de ‘arte’ blasfemo, obsceno y macabro”, haciendo hincapié –en tono alarmante- de que se presenta en “pleno período navideño”.

“Incluye figuraciones obscenas de Nuestro Señor Jesucristo. Se ensaña especialmente contra la Virgen Inmaculada (…) arremete obsesivamente contra nuestra querida Santa Rosa de Lima, pintarrajeando sus estampas de manera grotesca y obscena, o colocándolas junto a fotografías de escenas homosexuales”, señala Chávez.

Hasta cierto punto podría entenderse la indignación por parte de quienes profesan la fe católica, pero, según ambos textos parece que quienes están tras su difusión y quienes apoyan el pedido olvidan que este es –en teoría- un Estado laico y por tanto no se puede pretender que una muestra sea censurada porque consideran que ‘atenta’ contra símbolos que no todos están obligados a respetar.

“La libertad artística no otorga derecho a ultrajar la santidad ni a agredir nuestros valores más sagrados”, expresan, pero olvidan que la ‘santidad’ no es una ‘cualidad’ que todos debamos considerar, al igual que con lo que ellos entienden como ‘valores sagrados’.

Además, se debe recordar que la ‘blasfemia’ –término que no se cansan de repetir- no supone una falta o delito ante las leyes de nuestro país, así como la homosexualidad, que según ellos es un pecado, tampoco es algo que debe ser connotado de forma negativa a la totalidad de quienes conforman esta sociedad.

Entonces, ¿de qué falta hablan los señores de Tradición y Acción? Se trata de una muestra abierta que nadie obliga a ver si no les gusta, por lo que no se puede exigir una cesura en aras del ‘respeto’ atentando a la vez con la libertad de todo artista a manejar su obra como mejor le parezca. Se puede discrepar, discutir, debatir, pero no silenciar.

O, ¿cómo se sentirían ellos si, de repente, quienes no profesan su fe exigieran el fin de procesiones con sus consecuentes cierre de calles, uso de pirotécnicos, desorden, bulla y demás ‘perlas’ que sí afecta a todos?

Notas relacionadas

MALI y C.C. de España presentan la exposición 'Un cuerpo ambulante'

Una Santa Rosa travestida y real

¡BLASFEMIA EN EL MALI!, por el útero.pe

Inician campaña para decirle “no a la censura” a muestras de arte