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El socialismo en tiempos de Michelle Bachelet

La coalición de izquierda regresa al Gobierno después de cuatro años. Esta vez las exigencias son otras porque se necesitan cambios profundos. ¿Los podrá hacer la futura presidenta de Chile?

Publicado: 2013-12-16

Ratificado el triunfo de Michelle Bachelet, Chile ingresa a lo que podríamos denominar el segundo tiempo del socialismo en el gobierno, con una agenda pendiente que pasa por convocar a una Asamblea Constituyente, cambiar el modelo de educación y un plan de reformas tributarias. 

Los cuatro años de Sebastián Piñera (marzo del 2010 a marzo del 2014) en el Ejecutivo fueron una suerte de transición que le permitió a la coalición de derecha gobernar luego de 20 años de gestión izquierdista, en la era post Pinochet.

El socialismo chileno jugó su primer tiempo entre 1991 y el 2009, cuando el socialdemócrata Patricio Aylwin reemplazó a Pinochet en la Presidencia. La coyuntura planteaba un escenario diferente: Los militares colocaron varios candados legales para evitar un cargamontón en su contra cuando dejaran el poder. Igualmente, se aseguraron de mantener cuotas de poder político, a través de un sistema electoral que garantiza la permanencia de los partidos de derecha encarnados en la Unión Demócrata Independiente, de inspiración pinochetista.

Y, por otro lado, durante años los militares aprovecharon la ley del cobre para mantener un ingreso económico por el que no debían rendir cuentas.

Entonces, Chile vivió más de dos décadas en democracia, con una economía que mantuvo el crecimiento de un modelo neoliberal iniciado en las épocas del pinochetismo, pero sin mayores cambios profundos.

La gestión derechista de Piñera ratifica que Chile necesita cambios estructurales, de fondo, que pasan necesariamente por la convocatoria a una Asamblea Constituyente que podría convocarse en la nueva gestión de Bachelet –ya gobernó del 2006 al 2010-.

Uno de los puntos más complicados en la gestión de Piñera fue el referido a la educación pública, para lo que se necesita establecer la gratuidad de la enseñanza a partir del aumento a los impuestos que pagan las empresas.

Otro asunto pendiente, no menos importante, es el referido al sistema electoral diseñado durante el gobierno militar de Pinochet que atomiza a las fuerzas políticas con el sistema binominal, que impide la construcción de mayorías parlamentarias.

Por ahora, mientras se alista para asumir su segunda Presidencia en marzo, Bachelet tiene por prioridad construir coaliciones, negociar con vanguardistas y conservadores, pues su coalición no cuenta con una mayoría en el Congreso.


Escrito por

Carlos Novoa

Periodista viajero e internacional. Profesor universitario. Estudiante de la Maestría de Ciencias Políticas en la PUCP.


Publicado en

Redacción mulera

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