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Grandes dúos

Un breve comentario sobre la amistad de Nica con Thelonious Monk y Chabuca Granda con César Calvo

Publicado: 2013-12-03

Wilde decía: "Entre un hombre y una mujer no hay amistad posible. Hay amor, odio, pasión, pero no amistad". Sin embargo en ocasiones la amistad entre un hombre y una mujer tiene resultado algo más duradero, sincero e incluso íntimo que el amor; no fue acaso Blake quien dijo: "El pájaro, un nido; la araña, una tela; el hombre, la amistad", dando a entender que es la amistad lo más natural e intrínseco al hombre. 

Cuando digo esto, pienso en dos amistades artísticas que estuvieron siempre bajo la sospecha del romance, pero cuya relación estuvo más allá de lo circunstancial, y fue profunda y sincera. 

Nica y Thelonious Monk

Nica fue conocida como la baronesa del jazz. El título no solo se debía a que realmente poseía un título real sino que se solidarizaba con los jazzistas en un tiempo donde el jazz era una música clandestina y los músicos andaban entre la pobreza, el hambre y la locura.

De entre las personas que cuidó fue especial su predilección por Thelonious Monk. Se dice que desde la primera vez que Nica escuchó a Monk supo que era un genio y que debía protegerlo. Debido a los cuidados que ella le prodigaba siempre se sospechó que ambos mantuvieron una relación amorosa. En algún momento, uno de los miembros de su banda le preguntó a Monk si tenía un flirt con Nica, a lo cual respondió: "Tú no sabes lo que es la amistad".

Nica cuidaba de Monk. Sí, el verbo es cuidar. Se preocupó por el desarrollo de su carrera, por sus problemas mentales, por conseguirle trabajos o giras en diversos locales. Incluso ella fue a prisión para evitar que él sea detenido por posesión de marihuana. En sus peores momentos, cuando la salud de Monk le impidió tocar y se quedó sin departamento, fue ella quien lo albergó en su famosa "Casa de los gatos".

César Calvo y Chabuca Granda

Como se sabe Calvo estaba en la capacidad de seducir a cualquier mujer. La fama donjuanesca era intrínseca a su personalidad. Pero con Chabuca fue distinto. En cierta oportunidad Calvo fue enfático sobre su relación con ella: "Un hombre que conoció a Chabuca y no se enamoró perdidamente de ella, no es hombre".

Pero acaso reconoció en ella algo más que lo banal o lo pasajero. Calvo supo que Chabuca valía más que lo carnal y los adioses vulgares. Esto he pensado tras recordar estas declaraciones suyas: "Porque andando el tiempo me demostró que era mucho más positivo, más bello para nosotros, ser amigos, entrañablemente amigos, y no efímeramente eternos".

Calvo la pretendió pero ella le dijo que prefería ser su amiga: "Me dijo que prefería mil veces ser mi amiga toda la vida y no ser mi amor eterno de un solo día" confesó alguna vez el poeta. Más allá del tiempo cronológico y lo prosaico, la amistad significó una colaboración artística que consistía en correcciones o sugerencias que Calvo le hacía sobre ciertas composiciones. También muchas letras de Calvo fueron interpretadas por Chabuca, tales como "Acércate a la candela". 

Ambos, asimismo, aparecen como coautores de la canción "El barco ciego". Sin embargo, quizá el mejor trabajo en conjunto se debe a un tercero, al poeta Javier Heraud. Fue César Calvo quien le contó a Chabuca sobre su amistad y el compromiso revolucionario de Heraud. Ella, inspirada por la relación de los poetas, compuso "Las flores buenas de Javier", "Silencio para ser cantado" y "El fusil del poeta es una rosa", entre otras. 

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Escrito por

Christian Elguera

Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today


Publicado en

Redacción mulera

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