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El Baguazo está latente porque no hay una lección como país

LaMula.pe conversó con la periodista Paola Ugaz, investigadora del documental 'La Espera', quien comentó sus experiencias e impresiones sobre una de las mayores tragedias de los últimos 10 años en el Perú.

Publicado: 2013-11-14

El 'Baguazo' fue uno de los escándalos políticos más grandes de las últimas décadas en el Perú. El 5 de junio del 2009, en Bagua, una provincia ubicada en Amazonas, murieron 33 peruanos entre policías, civiles e indígenas awajún y wampis, además un miembro de la Policía Nacional del Perú desapareció tras las protestas contra el gobierno del entonces presidente Alan García. 

Las víctimas fallecieron por la intromisión del gobierno, que buscaba promulgar a toda costa decretos legislados que facilitaran la inversión privada en la región sin preocuparse por las necesidades de los indígenas.

El documental 'La Espera, historias del Baguazo', dirigido por el cineasta Fernando Vílchez, y que contó con la investigación de las periodistas Paola Ugaz, Claudia Cisneros y Kathy Subirana, muestra la falta de conciencia que tienen las autoridades con los peruanos que están fuera de la centralización de la capital y el estigma que diferencia a los ciudadanos de nuestro país.

'La Espera' es, sin duda, un llamado de atención a toda la clase civil, política y medios de comunicación que permitieron, de alguna u otra manera, y con responsabilidades disntintas, que la tragegia se desencadenara. Es, además, una invitación a conocer nuestro pasado y a entendernos como peruanos para evitar que una historia tan dura se repita en el país.


¿Qué se busca con un documental como La Espera?
No tiene una finalidad en concreto. Se busca contar una historia que tenía tantas voces, tantas aristas, una historia que es compleja, que había tenido tantos contrastes, un conflicto social que podría decir igual a otro conflicto, pero en verdad era un conflicto en el cual tenías de un lado a los miembros de la comunidad awajún, la policía, los miembros del gobierno de Alan García. Entonces mucha gente estuvo allí, mucha gente participó y además reconstruir hechos, por más que hayan sido hace cuatro años, no era fácil. Entonces la idea de La Espera es contar una historia que ha pasado hace poco y poder ser tan vigentes como cuando pasó.
¿Qué es lo más dificil de todo el proceso de investigación?
Lo más difícil siempre es al momento de la decisión, que es más de Fernando Vilchez (director), que es quien decide al final qué va y no va, manteniendo siempre el ojo cinematográfico y los hechos. Es complicado porque hay un montón de material y un montón de entrevistas.
¿Cómo era el trato con estas personas?
Hubo un acercamiento con un taller de video que dictó Fernando Vílchez en Santa María de Nieva (Amazonas) y eso implicaba pedir permiso, viajar, estar con ellos, porque todos estaban muy a la defensiva, cualquier cosa que venga de Lima, de prensa, están a la defensiva porque sienten que han sido caricaturizados, ridiculizados y han sido presentados como si fueran malos ciudadanos peruanos.
¿Con qué idea asocia la gente de allá al 'Baguazo'? ¿Notas que la herida sigue abierta o se ha aprendido a convivir con eso?
Sí, claro que sí, es algo que está latente porque nadie aprendió nada, no hay una lección que Bagua nos debería dejar como país y no hay ninguna autoridad sancionada, ni electoralmente, todo sigue igual, los conflictos están allí y su tratamiento es el mismo, para los medios de Lima es un bloqueo más o la negativa al desarrollo. Son ideas gruesas que se repiten en los medios y a la gente les resiente porque sienten que no se les escuchan, que no les dicen cómo desarrollarse, que no respetan sus espacios, el aire, el agua.
¿Qué significa el Baguazo para la historia del Perú?
Es una tragedia política de los últimos 10 años. Es una tragedia que todavía está ahí porque todavía no se ha sancionado a nadie y además no hay un tratamiento de los conflictos de este gobierno ni de los anteriores para que no sigan muriendo gente. Esta es la tragedia en la que murieron más policías de toda la historia del Perú. Eso también es tristísimo y tampoco importa y eso es una pena.
¿Qué significa el Baguazo para la propia gente que lo vivió?
Significa una tragedia que está allí, que está latente. Tú caminas por Bagua y te vas a encontrar con gente que recibió balas perdidas que no tenían nada que ver en el enfrentamiento.
¿Crees que exista realmente o se pueda pensar en un punto medio entre la modernidad que busca el Estado y los derechos que tienen estas comunidades?
Por supuesto que sí, la ley de consulta previa es preguntarles si quieren que entren las empresas y respetarles si es que no quieren. Ese es un punto medio, no meterte de frente, y las empresas lo saben, las empresas extractivas que tienen éxito saben que ahora tienen que tener una muy buena relación con la comunidad y eso tampoco es pedirle peras al olmo.
¿Entonces no crees que sea una utopía hablar de licencia social?

No, porque hemos aprendido bastante de eso. La ley de consulta previa, si se aplica bien, puede hacer legal un montón de cosas, y la gente estaría contenta, al igual que la empresa que tenga licencia social. Sin embargo hay muchos intereses, las empresas no quieren a la consulta previa porque pierden tiempo y plata. Yo creo que es cuestión de ser inteligentes en términos emocionales en estos tratamientos. En Canadá, en Suecia hay bastantes empresas que trabajan con buenas condiciones para los pueblos. 

(...) Las comunidades tienen claro que si se conversa pueden llegar a acuerdos. No es rechacen el diálogo, pero tiene que ser de ida y vuelta y con paciencia. Aquí no hubo diálogo, todo fue al caballazo.

¿Cómo relacionarías la indiferencia de la ciudadanía por el caso en ese entonces con la buena acogida del público a este documental?
Nos hemos quedado muy descolocados en términos positivos. Ha sido increíble la cobertura, la acogida, la conmoción que ha sentido la gente. Al llevar el documental a Larcomar, que es un público distinto, por cinco días y que se hayan acabado las entradas, que haya tenido tanta expectativa entre los estudiantes, profesores, gente de todos lados y que en una pasada haya estado tanto Astuquilca, que es un miembro de la Diones que no estuvo en el Baguazo pero que es parte del grupo que fue afectado, Santiago Manuin, Renán Delgado, gente que estuvo en el documental y que salieron conmocionados igual nos ha llenado de alegría. Gente de todos lados ha salido muy tocada y creo que eso es una buena señal para el otro año que será el estreno de La Espera.
¿Cuáles son las responsabilidades dentro del Baguazo y cómo están distribuidas?
Nosotros no somos ni Fiscalía ni el juzgado para determinar responsabilidades, pero sí como sociedad civil, como periodistas sí debemos tener claro que hay responsabilidades que no han sido respondidas. Siento que no hay un juicio ahora en el tema y que en términos electorales todo sigue normal, sin ningún problema. Esa es una gran responsabilidad, estamos esperando justicia, pero no solo eso, porque el solo hecho de recordar lo que pasó puede ser una gran lección de que podemos aprender a futuro como país.
Finalmente, ¿cuáles son las lecciones o experiencias que te ha dejado este documental?

Me ha dejado muy contenta el trabajar con un cineasta como Fernando Vílchez y con Kathy Subirana y con Claudia Cisneros nos ha dejado más ganas de hacer más documentales a futuro porque sentimos que es un buen instrumento para comunicar, es un hecho periodístico.

*Este es el trailer de La Espera:

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Escrito por

Ego Agurto

Historiador del minuto.


Publicado en

Redacción mulera

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