No le dio opciones. Jordania mostró un juego lento, discreto y desordenado. Si bien los asiáticos no tienen jugadores como Luis Suárez o Edison Cavani, trataron de jugarle de igual a igual a un Uruguay que juega como campeón.

Si Perú hubiera ido al repechaje, el partido contra Jordania habría sido más parejo. Pero Uruguay demuestra el nivel mínimo de un equipo que clasifica a un mundial: un arquero sólido, una defensa experimentada, volantes incansables y una delantera asesina. Perú no tiene nada de eso.

El partido fue un baile. Dos goles en el primer tiempo y dos en el segundo marcaron el destino de un juego que se auguró más parejo. La última jugada del partido fue un tiro libre que Cavani supo capitalizar con soberbio disparo.

Jordania no tuvo una sola situación de gol clara: demostración de que ir a un mundial es sinónimo de fuerza, fútbol y actitud, la fórmula uruguaya.