Entrevistado por el diario Publimetro, el artista revela los motivos —entre ellos, la crítica política— que lo llevaron a exponer su vida de forma tan peligrosa. Pavlensky reconoce que por la adrenalina no sintió dolor en el momento culminante de su performance. Aunque desagradable para algunos e insensato para otros, no puede negarse que su accionar provocó un impacto ineludible en la conciencia de todos los que lo vieron directamente y aquellos que, como nosotros, se enteraron después.

¿Cómo logró hacer esto antes de ser detenido?

Entendí que había seguridad por todo lado, pero yo tenía una ventaja ya que toda protesta efectuada en la plaza se caracteriza por banderas que son muy visibles. La Policía puede reaccionar a estos sucesos.

¿Cuál era el mensaje detrás de su protesta?

Escuché que cuando las condiciones en las cárceles son malas, los reos se clavan puntillas a sí mismos. A esto, le quise agregar un acto de humildad ante mi país. La gente se da cuenta de los abusos, las cosas con las que los clavan, pero no hacen nada. Les hace sentir que no hay nada que hacer.

¿Habló con doctores sobre las consecuencias de su acto?

No vi nada de malo con mi salud. Usted entiende, ¡no es que fuera a clavarme un ojo! Cuando estaba clavando mis testículos no sentí miedo, pero cuando me estaba preparando sí sentí que mis miedos y fobias eran el doble de intensos.

¿Cómo se preparó?

Pensé en mi ropa y traté de desvestirme rápido. Tenía que estar seguro de poder quitarme lo que llevaba puesto en menos de 40 segundos. De otra manera la hazaña habría fallado.

Debió haber sido muy difícil prepararse para clavar sus genitales...

El miedo es un sentimiento natural. La único que me importaba era no clavar el clavo en una vena, podía salir mucha sangre. No quería convertir el espectáculo en una hemorragia, así que tuve que martillar sin tocar ningún vaso sanguíneo. En cuanto al dolor, tenía tanta adrenalina que no sentí nada.

¿Qué pasó después del arresto?

Fui llevado al hospital. Allí me quitaron el clavo y me vendaron los testículos. Luego me aplicaron la vacuna contra el tétano y un psiquiatra me preguntó algunas cosas. Un policía también me interrogó: “¿quién lo ayudo?, ¿por qué hizo esto?, ¿le pagaron por hacerlo?”. Después me llevaron al juzgado. Tres horas después me dijeron que me podía ir. No entendí qué pasó, estaba preparado para lo peor.

La Policía también hizo su representación. Trataron de convencerme de que me habían puesto una manta para darme calor. Son tan buenos...

¿Cuál fue la influencia más importante para realizar su hazaña?

Cada vez que hago algo, espero que la gente se dé cuenta de que todos tienen voz y pueden lograr algo. Olvidando fobias y mis miedos es posible lograr grandes cosas.

¿Cómo reaccionó su familia?

Oksana Shalygina, que trabaja conmigo en el proyecto ‘Propaganda Política’, siempre me ha apoyado. Estoy en contra del matrimonio como institución, así que la considero mi “aliada”. Tenemos dos hijos, ellos, de cierta manera, son mis “camaradas”.