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Historia de una remontada

¿De qué están hechos los equipos que van perdiendo 2 a 0 y lo terminan ganando 4 a 2?

Publicado: 2013-10-20

El fútbol italiano es uno de los paliativos para los hombres que enfrentan la mañana del domingo, ya sea porque se levantaron temprano a oler la humedad de Lima en el día que no parece Lima o para esos otros que llegan en silencio cuando el sol entra tenue por las cortinas en los albores del día. El fútbol italiano es un paliativo para el domingo, para la ansiedad, para la tristeza. 


Partido de psicólogo

Esta historia transcurre en Florencia. 

La Fiorentina enfrenta a la Juventus, el gigante y campeón italiano. El equipo de Pirlo manejó el partido luego del gol de Tevez de penal. Nunca se sabe en el fútbol europeo en cuanto al equilibrio de juego y resultado, pero hasta el minuto 75 -si bien los morados intentaban a través del sublime juego de Borja Valero- las cosas estaban para la Juve.

Entonces pasó. Luego de un lateral, Giuseppe Rossi saca un tiro con extraño efecto que sorprende a Buffon y logra el 2 a 2. Los dos siguiente contragolpes -manejados por Valero y Cuadraro- terminaron en los siguientes dos goles de la Fiorentina. La Juventus parecía anquilosada, sorprendida, golpeada, herida. 

(¿Qué tienen esos equipos que logran victorias cómo esta? ¿De qué están hechos? No solo ganan, sino que destruyen al enemigo. Imaginen el vesturario de la Juve. Tanto era el enojo que Pirlo no paró de pegarle a Cuadrado. No es ganarle a un equipo chico, es doblegar al campeón, repasar a uno de los más grandes de Europa. Once jugadores hacen un equipo, un hombre, al que hay que descubrirle el alma para lograr el funcionamiento perfecto)

El partido terminó y -apoltronado en la cama- busqué en Youtube el partido en el que el Liverpool le voltea la final de la Champions al Milan. Quiero encontrar respuestas sobre lo que es realmente ponerse la camiseta de un equipo de fútbol y transformarse en un ser endemoniado. Más allá de la fuerza, es un asunto de abstracción, de la relación con la pelota, del silencio funeral entre los ojos en una cancha, con el ardor de llevar encima las emociones de miles. 

Cuando un jugador -pienso en Steven Gerard y Andrés Iniesta- logre llegar a este estado similar al del pintor frente a un lienzo o al de escritor frente a un papel y no se reconozca a sí mismo dentro de él, podrá ponerse una camiseta tan importante como la de la Fiorentina.

Por eso el descenso del juego de Juan Manuel Vargas le hizo tanto daño a la selección, que no ni por asomo es un cuerpo que podría hacer un daño parecido al contrincante.

Vivimos las fechas previas al mundial y las posteriores a una eliminación. Los domingos siguen siendo esas mañanas en las que recordar el partido contra Uruguay es convivir con el dolor de lo perdido. 

Mejor pensemos en la Fiorentina. 






Escrito por

Jonathan Diez

Periodista


Publicado en

Redacción mulera

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