Ya son más de 60 años de conflicto entre vecinos y serenos de San Isidro y Magdalena por el conflicto limítrofe que no tiene cuando llegar a su fin. 

Son varias las veces en que observamos en diversos medios de comunicación enfrentamientos que llegan incluso con la participación de la policía para apaciguar el momento. 

Esta vez, ambas comunas se enfrentaron por la colocación de carteles en una de las zonas de disputa (cruce de la avenida Juan de Aliaga con Javier Prado). Esto suscitó el lunes cuando unos 'matones', según dijo el gerente de Fiscalización de San Isidro Cristian Rosenthal, sacaron a la fuerza uno de los carteles del distrito san isidrino para luego colocar un cartel propagandístico de Magdalena.

Más allá del conflicto limítrofe, según los vecinos, el problema ha recrudecido ya que existe un 'boom inmobiliario' que rodea la zona en caliente. En esa área, se viene construyendo amplios, lujosos y costosos edificios. Esto abarca 45 manzanas ubicadas entre Orrantia y Country Club.

Según lo informado en La República, en el mes de julio, la comuna de San Isidro denunció a la de Magdalena porque otorgó licencias para la construcción de edificios de más de 23 pisos y de esta manera no respetó las normas urbanísticas ni la zonificación establecida por la Municipalidad Metropolitana de Lima.

Francisco Safra Pauli (59), vecino de la zona en disputa, manifestó que las urbanizaciones Orrantia y Country Club solo reciben los servicios (serenos y recojo de basura) del municipio de San Isidro. "Incluso la comisaría de Orrantia pertenece a San Isidro. Yo siempre he tributado en San Isidro", dijo al diario.

Ayer, en medio del conflicto, el alcalde de Magdalena, Francis Allison, y la encargada de la alcaldía de  San Isidro, Magdalena de Monzarz, se encontraron en el cruce de las avenidas ya mencionadas y dispusieron al retiro de los carteles instalados para la tranquilidad de los vecinos.

Allison afirmó a los medios de comunicación que su comuna ya presentó su propuesta técnica de delimitación ante la Municipalidad de Lima, que está viendo el caso. Mientras tanto, se espera que San Isidro haga lo propio en la próxima mesa de diálogo. 

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