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El club de los ex

Publicado: 2013-10-05

En su columna de hoy, Augusto Álvarez Rodich comenta sobre la opinión que tuvo en una entrevista el presidente de la República Ollanta Humala sobre los exjefes de Estado y el 'turbio' momento político que viven. 

Por ejemplo, Alan García viene siendo investigado por la Megacomisión por presuntas irregularidades en su segundo gobierno. Alejandro Toledo también es investigado por la compra de inmuebles millonarios y por presunto lavado de activos, mientras que Alberto Fujimori purga condena en la Diroes por violaciones a los derechos humanos y corrupción. ¿Y así, pensamos votar por algunos de ellos en el 2016?

Lea aquí la columna publicada en La República:


El ‘incomprendido’ y ‘duro’ oficio de ser expresidente. 

Podrá no haber usado las palabras políticamente correctas, pero el presidente Ollanta Humala acierta al manifestar su preocupación por la mala imagen que proyecta el país por el hecho de tener en el club de los exjefes de Estado a uno preso y a dos investigados por corrupción.

El comentario coincide con la encuesta GfK que da cuenta de la sensación de decepción, vergüenza y rechazo que produce en la ciudadanía que los últimos tres expresidentes estén o en la cárcel o acusados.

Este hecho explica algo que pasa desapercibido cada vez que aparece una nueva encuesta con la noticia de que volvió a caer la aprobación presidencial, y es que, al mismo tiempo, la popularidad de los expresidentes anda mal –o peor– que la de Humala.

Esto constituye otra expresión del profundo descrédito de la política nacional, en la que la mayoría de integrantes del elenco estable son percibidos por la opinión pública como una manga de ladrones, creyéndose, asimismo, que pasar una temporada por Palacio de Gobierno es la manera más práctica de llenarse –de modo indebido– los bolsillos.

Este hecho les impide a los exjefes de Estado jugar, como en muchos países, un papel útil para la democracia. Pero cada integrante del club de los ex presidentes lleva el asunto de un modo distinto.

Alan García. Esperó pasar relajado buena parte del lustro, jugando al estadista ubicado por encima del bien y del mal, y con actitud relativamente cordial con el gobierno, mientras alistaba el retorno a Palacio en el 2016. No ha sido así. El gobierno de Humala no le dio tregua y ahora García –creyendo que el objetivo es inhabilitarlo– ha pasado al ataque con todo, un escenario que obviamente no le conviene pues lo desgasta. Los narcoindultos y BTR son un feo cartel para el año 2016.

Alejandro Toledo. Perder la presidencia en el 2011 fue un mazazo del que aún hoy no se recupera, y mientras trataba de reconstruir Perú Posible para la elección del 2016 llegaron las acusaciones sobre sus aún inexplicables compras inmobiliarias, lo cual lo ha demolido políticamente. Pero incluso antes de eso ya estaba muy complicado.

Alberto Fujimori. Se suponía que andaba deprimido y sin ganas de regresar a la política, pero estos días frecuenta las redes demostrando lo contrario. Opina con desfachatez olvidando que es un condenado por delitos gravísimos. En su partido ya no le hacen caso –su declaración sobre Pronaa fue penosa– y quisieran que se quede callado, como líder por recordar mas no para actuar. Pero él quiere tuitear. No lo paren.

Y mientras así van las cosas, el presidente Humala debiera irse preparando pues, apenas ingrese al club de los ex, sus colegas lo van a recibir con un tremendo apanado.


Escrito por

Diana Chirinos

Ciencias de la Comunicación. USMP. Música, cine clásico, deportes, política, lectura.


Publicado en

Redacción mulera

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