En su columna de hoy, Augusto Álvarez Rodrich comenta sobre el pasado viaje que realizó el mandatario Ollanta Humala a Estados Unidos, sus experiencias y sobre todo, su participación en el cierre del New York Stock Exchange (NYSE) con el tradicional campanazo. 

Ironizó que con esas actitudes, ya enterró la antigua 'gran transformación' que pregonaba años atrás y además sorprendió con una posible venta de gas de Camisea a Chile.

Asimismo, espera que con esos gestos, actitudes y decisiones ayuden al gobierno a construir confianza con la ciudadanía, comenzando por Arequipa, afectada por un sismo de 6,9 grados.

Lea aquí la columna publicada en La República:

De Nueva York a Caravelí

Sin que muchos le presten mayor atención, el presidente Ollanta Humala ha tenido en el último par de semanas gestos y actitudes que definen cada vez con más claridad dónde está parado –por si aún hubiera duda– en política y economía.  

La imagen más potente ocurrió en la tarde del jueves en Wall Street, cuando Humala dio el campanazo del cierre de la jornada del New York Stock Exchange (NYSE), la bolsa de valores más importante del mundo.

El NYSE es la meca financiera mundial, el epicentro cotidiano del capitalismo donde se produce un intercambio comercial furibundo con el único fin de hacer ganancias.

El piso de las transacciones del NYSE es la imagen obligada del capitalismo, y tener la oportunidad de recorrerlo, en medio de hombres y mujeres que negocian con frenesí, es una experiencia inigualable.

Eso fue lo que vivió el presidente Humala en la tarde del jueves cuando, como ocurre con algunas personalidades que asisten al NYSE, o presidentes de las compañías que empiezan a listar, fue invitado a dar el tradicional campanazo de cierre.

La decisión de ser protagonista de esa escena digamos que define el posicionamiento ideológico de un presidente o, al menos, dónde está parado en términos políticos y económicos en un determinado momento de su trayectoria.

Sería imposible ver en ese balcón, por ejemplo, a Nicolás Maduro, Rafael Correa o Evo Morales. Ver ahí a Humala, en cambio, habla mucho de por dónde anda hoy el presidente peruano, y constituye una ‘gran transformación’ con respecto a las prédicas que él tenía hace apenas tres años, cuando era candidato.

A ese ‘balconazo’ neoyorquino debieran sumarse otros hechos que apuntalan en la misma dirección. Por ejemplo, la declaración de que estaría dispuesto a venderle gas de Camisea a Chile, realizada durante un encuentro ante doscientos empresarios norteamericanos, junto con los presidentes Sebastián Piñera, el mexicano Enrique Pérez Nieto y el colombiano Juan Manuel Santos.

A lo anterior debe agregarse el mensaje ofrecido por el presidente Humala, una semana antes, en Arequipa, a los empresarios mineros reunidos con Perumin.

Gestos y actitudes como esas son las que posiblemente el presidente Humala requiera para construir una relación de confianza con el sector empresarial, lo cual debe ir acompañado de gestos, actitudes y decisiones que también ayuden al gobierno a construir confianza con la ciudadanía, como ocurrió ayer cuando el avión presidencial pasó desde Nueva York hasta Caravelí, Arequipa, donde hay muchos damnificados por el sismo del miércoles.