Eric Arthur Blair, más conocido como George Orwell (seudónimo que surge de la unión de los nombres del santo patrón de Inglaterra y un bello río inglés), era un hombre delgado, de mirada encendida y perspicaz que en todas las fotos que figuran en Internet -la mayoría de cuando ya había adquirido una fama internacional- luce un enigmático bigote que hace pensar, a ratos, en un imitador algo tardío de Hitler. 

La asociación de Orwell al dictador nazi no es del todo injustificada. Si algo marcó la carrerra literaria del escritor inglés fueron los totalitarismos que siempre despreció y criticó, a través de sus novelas. El empeño literario de Orwell estuvo cifrado en "transformar la literatura política en arte". De allí que sus obras más famosas "1984" y "La Granja de los Animales" (Animal Farm), constituyan inquietantes y sarcásticas parodias sobre lo que puede devenir la instalación de los gobiernos totalitarios. 

Como parte del libro 'George Orwell: Una vida en cartas' aparece una carta en la que el propio escritor explica la tesis central de su novela "1984", obra en la que narra la historia de una Londres futurista, dominada por un estado totalitario, donde las personas han perdido totalmente su intimidad, sus pensamientos y sentimientos. Es la figura onmipresente del Gran Hermano (Big Brother) la que domina y controla todo lo que se ve escucha y hasta siente - ¡oh monstruoso destino!, luego el nombre ha sido util para reality show, en todo el mundo-.

Algunos extractos interesantes de la carta se los presentamos a continuación y la carta completa puede leerla aquí:

"Me temo que, desgraciadamente, el totalitarismo está creciendo en el mundo", dictamina el visionario escritor, quien más adelante señala que "Hitler pronto desaparecerá, pero solo a costa de fortalecer a: 1) Stalin 2) los millonarios americanos e ingleses y 3) todo tipo de pequeños 'fuhrers' al estilo de De Gaulle".

"En el mundo que veo venir, en el que dos o tres superpoderes controlarán el mundo, dos más dos será igual a cinco si el 'fuhrer' de turno así lo desea".

"La mayor parte de la élite intelectual inglesa se opone a Hitler, pero solo a cambio de apoyar a Stalin. La mayoría de ellos apoyan métodos dictatoriales, policías secretas y la sistemática falsificación de la Historia siempre que beneficie 'a los nuestros'".

"Pero si uno proclama que 'todo es por una buena causa' y no reconoce los síntomas siniestros, en realidad solo está ayudando a fortalecer el totalitarismo"

"Mientras escribo esto, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme".

"Ellos no sienten ninguna enemistad hacia mí como individuo. Yo tampoco hacia ellos. Solo están 'haciendo su tarea', como dice el proverbio. La mayoría de ellos, no tengo ninguna duda, son buena gente y jamás cometerían un asesinato en su vida privada. Por otro lado, si alguno consigue matarme hoy, tampoco tendrá ninguna pesadilla. 'Están sirviendo a su país' y eso parece que les absuelve de todo mal".