Kafka en tierra peruanas
Repasamos algunas lecturas de escritores e intelectuales peruanos sobre el autor de 'El Proceso' y 'La Metamorfosis'. Ésta es una muestra de la huella del escritor austriaco en nuestra variada tradición cultural.
Las huellas de la vida y obra de Kafka en el Perú podemos apreciarlas a través de distintos escritores, intelectuales, organizaciones. De seguro, su impacto es mayor de lo que aquí hemos seleccionado. Aquí, la relevancia no está en recordar su biografía, tras conmemorarse hoy los 130 años desde su nacimiento. Sino de mirar aquí en nuestra tierra, cómo se ha interpretado su 'palabra', y en qué contextos. Esto no es efemérides.
De cualquier forma aquí te dejamos algunos links si quieres releer su narrativa:
La metamorfosis, El Proceso, América (o El Desaparecido), El Castillo, sus cuentos cortos.
El escritor peruano-mexicano Mario Bellatín conoce los detalles de la vida de Kafka, conocimiento que alude al suplicio en materia de escritura, y esto le sirve al autor de El Jardín de la señora Murakami para establecer una poética vitalista, en la que escribir no es un trabajo, y por consiguiente no pertenece al dominio capitalista de la obligación laboral.
"Siento envidia de Franz Kafka cuando confesaba que para él escribir era un tortura, porque esto significa que toda su persona estaba implicada en esta acción y que aunque deseaba dejar de realizarla no tenía más remedio —casi por imperativo divino— que agacharse frente a los folios y pasar el lápiz por encima una y otra vez. Para Franz Kafka, escribir era una tortura, y esto es admirable, porque no había hecho de este ejercicio un trabajo, no se había aburguesado, que es lo que me preocupa realmente. Por eso pienso que escribí El jardín de la señora Murakami, para no aburguesarme. Porque sufrir y angustiarme son sensaciones que me indican que estoy vivo"
La poeta y profesora universitaria Sonia Luz Carrillo aprovecha en su blog la conmemoración de su nacimiento para recordar su vida, algunos datos sobre su relación con su amigo y editor Max Brod, y también comparte un extracto de América. Asimismo al final de su texto deja un link que nos lleva a un estudio serio sobre su obra, dejando claro que no se trata solamente de la memoria del autor austríaco, sino de su estudio y su posterior relevancia en la historia de nuestra cultura.
Para el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, Kafka es un símbolo del hombre moderno, que evoca la experiencia de sentimientos de corte existencialista: vacío, angustia, como si el autor de La Metamorfosis representara -su figura- un indicio ineludible de los problemas del ser humano en nuestra sociedad. Se deja entrever en esta lectura del reconocido narrador un espíritu canonizador hacia K. Una lectura además que se emparenta con el artículo del artista peruano, Jorge Eduardo Eielson -"Poesía de la fatalidad en Melville, Kafka", de 1945-.
"Kafka es inseparable de ese concepto moderno de la angustia existencial. Leyéndolo sentimos ese vacío producto de la toma de conciencia de nuestra finitud, de lo indefensos que somos enfrentados a esa gran máquina que es la sociedad y la vida misma".
En el 2012, se realizó en el Perú un coloquio internacional de Minificción, en la Casa de la Literatura, organizado por la revista peruana "Plesiosaurio". Allí se dio una conferencia magistral sobre Kafka, a cargo de la pedagoga chilena y especialista en microficción, Paulina Bermúdez, titulada "Las Kürzestgeschichten de Franz Kafka y Bertolt Brecht y sus influencias en la narrativa breve contemporánea".
Los estudios literarios en el Perú pertenecerán a círculos reducidos, pero ellos nunca pasan por alto los referentes menos insoslayables de la tradición escritural mundial, allí, paradójicamente, donde se crea el espacio para el cultivo de una memoria universal desde el estudio de la ficción, aquí en Latinoamérica.
Por último, el profesor principal de Filosofía del Derecho en la PUCP, Fernando de Trazegnies, sostiene que en El Proceso de Kafka se muestra una "justicia dura, ciega, que en realidad actúa de una manera prepotente". Para el letrado, esta crítica de la justicia sirve a Kafka para mostrar a un ser humano que no encuentra respuestas, hasta el día que muere. Una lectura existencialista, que añade un eslabón a una particular serie cognoscitiva: novela -> derecho -> ser humano. En su lectura vemos a la ficción con un estatus legítimo para comprender una realidad sociológica -la calidad de la justicia-, así como la reivindicación de la ficción como referente del autoconocimiento colectivo de la humanidad.
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