A continuación, la columna de Mirko Lauer publicada hoy, sábado 8 de junio en el diario La República titulada 'La presidenta del mediodía':

Gisela Valcárcel anuncia su candidatura al 2016. Este solo hecho la define como amateur, pues los profesionales empecinadamente niegan ese propósito hasta el final. Pero en TV se dice todo, y Valcárcel desea sumar esa máxima aspiración a su imagen desde temprano. Pero todavía debe proporcionar un poco más de información para ser tomada en serio.

Atributos no le faltan. Como conductora domina el lenguaje televisivo, es una empresaria de éxito y no tiene mayores resistencias en ningún sector del público. No sería la primera figura del show business que se lanza al ruedo presidencial, y además estos son los años de las mujeres en la política peruana.

Ernesto Sánchez Fajardo, el Jilguero del Huascarán, fue elegido constituyente en 1978. Ricardo Belmont ganó la alcaldía de Lima desde la radio en 1990. Susy Díaz pasó de vedette a congresista en 1995. Hugo Carrillo llegó al Congreso en el 2011. Del lado de los que no llegaron destaca Jaime Bayly, quien montó una campaña presidencial para el 2011. Varios locutores se han quedado en la puerta del Congreso.

Cada vez son más los artistas musicales tentados por la política y por los políticos. Perú Posible alguna vez quiso fichar a la vedette Monique Pardo, Acción Popular a la cantante folklórica Amanda Portales. El criollo Pepe Vásquez fue cortejado por varios partidos en su momento. Pero no todos estos gambitos llegan a la meta.

Si hubiera que cursar apuestas hoy, Valcárcel no tiene muchas posibilidades. Pero llegar a la presidencia es una cosa, y candidatear durante tres años es otra cosa. Por lo pronto si logra ser tomada algo en serio, por ejemplo por las encuestadoras, sumará a su celebridad un nuevo espacio publicitario.

Pero que no sea fácil verla de presidenta no significa que le esté cerrado el camino de la política. Si logra convertir su popularidad en aprobación política, más de un candidato establecido ganaría seduciéndola para su plancha presidencial, una opción que le abre la posibilidad de ir al Congreso, si eso le interesara.

Es probable que se le acerquen a Valcárcel algunos operadores políticos para ofrecerle ser la guapa locomotora de una lista parlamentaria. Las opciones son múltiples. No debemos descartar que ella se instale en la política con un porcentaje importante de aprobación, que la convierta en una electora importante para el 2016.

Pero si bien espectáculo y política se parecen cada vez más, todavía no son lo mismo. Valcárcel debe ir haciéndose la idea de que si su ficha avanza, encontrará no solo rivales enconados, sino enemigos de un tipo que no ha tenido nunca en TV.

La República