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Dos años del Perú con Humala

(o veintiún años del Perú a secas)

Publicado: 2013-06-07

En el último congreso de la prestigiosa Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) diversos investigadores se dieron cita para analizar la trayectoria de los dos años de gobierno del presidente Ollanta Humala. La evaluación se concentró en la presentación de resultados preliminares de investigaciones recientes. La visión panorámica del gobierno refleja una situación de equilibrio precario que se sostiene entre el crecimiento económico y la inversión en políticas sociales; así como resalta el papel jugado por la tecnocracia dentro del Estado.

Los primeros análisis estuvieron dedicados a la evaluación económica del gobierno de Humala marcada por la influencia del auspicioso crecimiento económico y la continuidad del modelo. En ese sentido, el economista Waldo Mendoza resaltó el balance entre el azar y la buena fortuna en el impulso económico de las últimas décadas junto a la importancia de la política desarrollada, sobre todo, por el Banco Central de Reserva, lógica que ha dominado el impulso de “la pequeña” transformación del modelo económico de Humala . Del mismo modo, Richard Webb presentó los resultados de su investigación sobre el impacto de la construcción de vías de comunicación y la dinamización económica de la zona rural del país publicados en su reciente libro “Conexión y despegue rural” (USMP). En ese sentido, el balance dentro de los términos económicos parece auspicioso no solo en los términos ya bastante comentados del impresionante crecimiento de los últimos años, sino en el proceso de conexión económica y desarrollo que habría experimentado el espacio rural. Sin embargo, los comentarios del economista Javier Iguiñez matizaron este optimismo, especialmente por la publicación paulatina de los resultados del censo nacional agrario que parecen ser menos optimistas.

En términos políticos, Martín Tanaka llamó la atención sobre la forma como se desarrolla la dinámica política en el Perú post-Fujimori en un escenario dominado por la desinstitucionalización de los espacios de representación con la preponderancia de operadores y redes políticas informales. En ese sentido, el politólogo llamó la atención sobre la persistencia de un modelo a pesar de la precariedad de las condiciones política y económica. En ese sentido, Tanaka resaltó el rol de aquello que Daniel Cotlear denominó “equilibrio de bajo nivel” en el que se identifican condiciones negativas pero su cambio resulta complicado en tanto los actores relevantes se han acomodado a esta manera de hacer las cosas, en este caso en relación al rol de las organizaciones políticas.

Otro de los factores resaltados para entender la estabilidad y la inusitada aprobación del presidente Humala ha sido la implementación de políticas sociales tras la creación de Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. En un trabajo publicado recientemente junto a Carlos Meléndez argumentamos que a pesar de las grandes continuidades, los recientes cambios institucionales y la tecnocracia dentro del sector de inclusión social podrían explicar porque el modelo de gobernabilidad de Humala es más popular que el de sus antecesores. En ese sentido, Cotlear resaltó que el éxito relativo de las políticas sociales no es suficiente para remediar los vacíos dejados por el modelo económico, sin embargo los programas contra la pobreza se han ido institucionalizando y desarrollando sistemas de focalización en comparación de sus inicios en la década de los noventa.

Alberto Vergara reafirmó que el gobierno de Humala debería analizarse dentro de un modelo de “alternancia sin alternativa”. Vergara presentó los resultados de una investigación junto al politólogo Daniel Encinas en la que sobresale el rol de una tecnocracia intermedia altamente influyente en las decisiones dentro de los diferentes sectores, resaltando su rol explicativo en la estabilidad del modelo sobre la clásica respuesta de la estabilidad económica. En pocas palabras, el trabajo de Encinas y Vergara sostiene que por lo general la dinámica de toma de decisiones está dominada por esta capa tecnocrática por encima de las decisiones políticas. Sin embargo, en diálogo con el trabajo de Eduardo Dargent, los investigadores afirman esta situación no da cuenta de una tecnocracia robusta, la cual es más bien informal, sino de la debilidad de los actores políticos y el vacío que dejan. Esta apreciación fue profundizada posteriormente por Julio Cotler quien resaltó el rol de la fragmentación social y la imposibilidad de articulación alternativa desde la sociedad civil, así como la precariedad política del grupo de gobierno y el aislamiento programático del presidente.


Escrito por

Paolo Sosa Villagarcia

"Nosotros somos como la higuerilla"


Publicado en

Redacción mulera

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