En una semana donde Hungría destruyó 500 hectáreas de cultivos transgénicos de Monsanto y la compañía de biotecnología anunció que iba abandonar Europa, cerca de 2 millones de personas se manifestaron en 52 países en más de 430 ciudades de todo el mundo en contra de esta transnacional, acusada de provocar efectos nocivos para la naturaleza, los agricultores y los consumidores.

"Monsanto tiene mucha cola para pisarle en su larga historia de fabricante de venenos desde 1901. Es un ejemplo paradigmático de codicia, control corporativo y falta de escrúpulos", señala Silvia Ribeiro, investigadora del Grupo ETC. Por ejemplo, Monsanto es culpable de la contaminación con armas químicas, como el Agente Naranja usado en la guerra contra Vietnam, donde aún la tercera generación de la población sufre secuelas.

Además, envenenó durante 40 años el agua que consumían miles de familias en Alabama, ya que ocultó intencionalmente que su químico PCB (incluyendo askareles) era terriblemente tóxico. Monsanto tiene más de 80 por ciento del mercado mundial de semillas transgénicas.

Por ello, más de 2 millones de ciudadanos se manifestaron en todo el mundo contra Monsanto. Esto lo vemos reflejado en el hecho de que nueve países europeos han prohibido el maíz transgénico.

Con Monsanto fuera de Europa, esta compañía amenaza con entrar en el mercado de América Latina. Según Brandon Mitchener, ejecutivo de Monsanto en Europa, sólo van a seguir con transgénicos en países donde tengan "apoyo político y sistemas regulatorios favorables". Por ejemplo, en México el sistema regulatorio y el gobierno favorecen a Monsanto a pesar de la oposición ciudadana.

Con información de La Jornada y Actualidad RT.