¿Erradicar o enrumbar la informalidad en la construcción?
¿Quién no sueña con su casa propia? ¿Acaso no ha comprado materiales de construcción a la medida de sus posibilidades y contratar al maestro de obra de su barrio? Pues ese sendero es el de la autoconstrucción, que en el Perú representa un 60%, según La República.
Luis Miguel Imaña, presidente ejecutivo de Sencico, explica que la autoconstrucción implica que uno mismo contrate a un constructor empírico y además se encarga del diseño y supervisión.
"Lo barato sale caro, ya que construir una vivienda sin cumplir con los requisitos formales para hacerlo en un futuro ocasionaría más gastos para la familia", indicó.
Por otro lado, el representante de Plaza Norte, Edgar Callo, sostuvo que deberían construirse 100 mil viviendas al año para contrarrestrar el déficit habitacional en el país.
Detrás de estas recomendaciones doctrinales, existe el lado social, es decir, que ¿las autoridades deberían tener el reto de hacer una vivienda formal que empezó como informal? Es la interrogante que se plantea la organización no gubernamental de desarrollo, Desco.
En ese sentido Desco supone conocer y luego formalizar el paquete tecnológico que explica el éxito y las limitaciones de la producción social de la ciudad y la vivienda.
Es claro que sin políticas públicas para brindar asistencia técnica a la construcción progresiva de vivienda y con municipios con pocos recursos para ejercer sus funciones de control urbano, la vivienda producida en estas condiciones presenta numerosos inconvenientes, cita el texto publicado por Desco.
Acto seguido comentan que el esfuerzo público debe dirigirse a mejorar estas condiciones, antes que a combatir una de las constantes que alimentan el crecimiento económico generado por la construcción,con un 3.6% del PBI nacional.
Fuente: La República
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