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Rospigliosi: respaldo de UNASUR es "hoy por ti, mañana por mi"

Publicado: 2013-04-21

El analista político Fernando Rospigliosi considera que reunión de UNASUR realizada en Lima esta motivada por una necesidad política, ya que cualquiera de los mandatarios, requerirá el respaldo de sus pares ante eventuales crisis internas.

Lo afirma en una columna publicada hoy en La República, titulada Hoy por ti, mañana por mí:

La vergonzosa posición asumida por el gobierno peruano y sus pares de UNASUR muestra que las convicciones democráticas en el continente no han avanzado mucho en las últimas décadas.

Una dictadura más

En Venezuela existe desde hace 14 años una dictadura. Aunque elegido democráticamente, Hugo Chávez rápidamente concentró todo el poder en sus manos.

El equilibrio de poderes, esencia de la democracia, no existe en Venezuela porque el chavismo controla de manera brutal y descarada el Ejecutivo, el Parlamento, el Poder Judicial, los organismos electorales, las Fuerzas Armadas (politizadas y corrompidas) y todas las instituciones.

La alternancia en el gobierno tampoco existe, pues Chávez se perpetuó indefinidamente y solo la muerte pudo apartarlo del gobierno. Y, al final, él mismo designó a su sucesor. La libertad de expresión está reducida al mínimo indispensable para justificar la farsa a la que descaradamente pretenden llamar democracia.

Aunque algunos politólogos estadounidenses han inventado el término de “autoritarismo competitivo” para denominar a estas dictaduras, en realidad solo son una continuación –adaptada a la realidad del siglo XXI–de las dictaduras que hemos vivido en América Latina desde el siglo XIX.

El hecho de que cada cierto tiempo se realicen elecciones significa muy poco. En las dictaduras personalistas, los caudillos nunca pierden una elección. Desde el patriarca de los dictadores, el mexicano Porfirio Díaz, hasta Hugo Chávez, pasando por el paraguayo Alfredo Stroessner, el dominicano Rafael Leonidas Trujillo, el nicaragüense Anastasio Somoza y en el Perú Augusto B. Leguía y Alberto Fujimori, los caudillos se han reelegido una y otra vez amañando las elecciones.

Naturalmente, hay muchas cosas que han cambiado desde los primeros dictadores latinoamericanos que se reelegían indefinidamente hasta ahora, en los albores del siglo XXI. Hoy existen organismos internacionales –NNUU, OEA–, derechos humanos y una Corte Interamericana, medios de comunicación masivos, TV, Internet, voto electrónico, etc. Pero esencialmente el sistema de las dictaduras personalistas es el mismo.

Izquierda y derecha

El relativamente amplio respaldo que reciben las dictaduras muestra la fragilidad de las convicciones democráticas en el Perú y América Latina. Aquí, gran parte de la derecha respaldó a Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos durante una década sin importar que fuera un gobierno autoritario. Y ahora rechazan la dictadura chavista en Venezuela.

Casi todos los izquierdistas que en el Perú estuvieron contra la dictadura de Fujimori, ahora apoyan entusiastamente la dictadura chavista y al gobierno totalitario de los Castro en Cuba.

Vistas las cosas en perspectiva, en el último siglo los avances en el arraigo de la democracia en América Latina son más bien pequeños y frágiles.

Maduro no dura

Como es obvio para amigos y enemigos, es casi imposible que Nicolás Maduro se mantenga en la presidencia hasta el 2019. Ni Chávez al lado de Jesucristo, ni reencarnado en pajarito podrá ayudarlo.

La situación económica y social de Venezuela es desastrosa, a pesar de los millonarios ingresos del petróleo. El chavismo está podrido por una corrupción desbocada y Maduro carece del liderazgo de Chávez, y no podrá controlar las peleas internas.

Más temprano que tarde se derrumbará, como ocurre con todas las dictaduras personalistas cuando pierden a su líder, ya sea por muerte o porque se fuga con las maletas llenas de dólares.

Tampoco ha sido casualidad que Chávez designe como sucesor a alguien tan torpe e incompetente como Maduro. Los caudillos se rodean de gente que no les haga sombra.

Motivos del respaldo

El cantado respaldo de los presidentes de UNASUR se explica, en la mayoría de los casos, porque ellos esperan algo similar de sus colegas en algún momento. Es decir, hoy por ti, mañana por mí. Como se dijo en esta columna antes:

“Varios gobernantes de la región, sin importar su ideología, están interesados en el desenlace, no porque les preocupe la democracia sino porque, por el contrario, les interesa únicamente su propia perpetuación en el poder. Y lo que suceda con Venezuela traerá consecuencias para ellos.” (“El fin de la dictadura chavista”, 13.1.13).

Es claramente el caso de Ollanta Humala, que tiene la expectativa de recibir el apoyo de sus colegas cuando el 2016 intente la inmoral e ilegal “reelección conyugal”.

Aunque sin duda, su papel en esta farsa le costará algo. Por ejemplo, Mario Vargas Llosa ya empezó a marcar distancia con él.

Fuente: La República


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Redacción mulera

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