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Mario Vargas Llosa critica a los críticos

Publicado: 2013-04-01

El escritor peruano Mario Vargas Llosa habla sobre el "Dossier Vargas Llosa" de José Miguel Oviedo, en una entrevista realizada por Jeremías Gamboa y Alonso Rabí do Carmo. Ambos lo entrevistamos para un número monográfico que El Dominical dedicó a su obra. Aquella conversación también apareció en La Nación de Argentina y fue incluido en “Animales literarios”, libro de entrevistas que Alonso publicó al año siguiente bajo el sello Aguilar. Vargas Llosa nos comenta ciertas críticas realizadas por algunas personas que han estudiado su obra y sobre quienes marcaron su vida de autor.

Durante una hora, el escritor habló sobre los críticos y sus ensayos, sobre la función de la academia literaria, los narradores de su generación en el Perú y los del "boom", de las obras que han envejecido y aquéllas que quizás perduren e, incluso, de los nuevos talentos.

- ¿Qué opina usted de los críticos que se ocupan de sus libros y particularmente de libro Dossier Vargas Llosa, de José Miguel Oviedo?

-El Dossier acabo de recibirlo y lo estoy hojeando. Algunos de los ensayos que forman parte de él los había leído ya en revistas. Mira, desde que empezaron a aparecer cosas sobre mí, no puedo decir que lo he leído todo. Leí el libro de José Miguel ( La invención de la realidad ), el primero que se escribió sobre mi obra, pero después he tenido un poco de resistencia a esos textos, sobre todo los muy académicos. No me siento muy cómodo, es una sensación hasta un poco impúdica. Me gusta mucho la crítica, sí; hay ciertos críticos que para mí han sido autores importantísimos, de esos que uno lee y relee...

- ¿Cuáles, por ejemplo?

- El norteamericano Edmond Wilson. Hizo un tipo de crítica que admiro mucho y que considero necesaria, a pesar de que hoy día está disminuyendo. Hablo del ejercicio del crítico que es puente entre la literatura viva y el lector, el crítico de revistas, de periódicos, que sigue la actualidad a la vez que la ordena, discrimina, establece jerarquías, orienta al lector en el bosque de la proliferación bibliográfica. Ese tipo de crítica es indispensable porque hay una gran confusión. La falta de ese crítico precisamente ha contribuido a esos falsos valores y a esa literatura basura que a veces tiene un enorme público, un público que, a veces, por pura desinformación, lee autores de segunda y de tercera, y no la gran literatura.

- Una labor crítica necesaria además en el escenario de la literatura en nuestra lengua.

-Además, porque es una crítica que existió en América latina. Hubo una época de magníficos críticos. En Uruguay estaban Angel Rama o Emir Rodríguez Monegal. En Chile hubo grandes como González Vera o Alone con sus críticas en El Mercurio . Y después tenemos lo que Eliot llamaba los "críticos practicantes", autores que han hecho crítica, entre ellos el propio Eliot. Pienso en Octavio Paz, Ortega y Gasset. En la generación del 98, por ejemplo, Azorín es un autor que yo he leído muchísimo. No tanto sus novelas -que no me interesan mucho- como sus ensayos. Gracias a él pude leer el Quijote. Yo lo intenté en el colegio y no pude, me sentí perdido por el lenguaje desactualizado de Cervantes. Cuando estaba en la universidad leí el libro de Azorín, La ruta del Quijote , y me gustó tanto que me indujo a leerlo.

-En un artículo se quejaba de los trabajos últimos de George Steiner, un baluarte del humanismo, señalando que ciertos humanistas se habían banalizado.

-El escribió un ensayo en que decía que la literatura estaba muerta, que era una institución en proceso de delicuescencia, y que los medios audiovisuales iban a reemplazar la función de la literatura; que ese apetito por la fantasía, los mundos imaginarios, una realidad alternativa, hoy día lo satisfacen el cine, la televisión, las nuevas tecnologías, y que los libros son casi como los dinosaurios. Eso, dicho por Steiner, uno de los grandes humanistas contemporáneos y de los más altos representantes de la cultura escrita, resultó para mí descorazonador y además absurdo.

- Es curioso, porque parece actualizar la profecía famosa de Marshall McLuhan en los años sesenta. Y cada vez hay más libros.

-Ciertamente, esas teorías fueron derrotadas por la realidad. Nunca se ha publicado tanto, aunque la literatura representa menos para quienes leen de lo que representaba en el pasado; sin embargo, está viva y, en el peor de los casos, lo que puede ocurrir es que ella quede relegada a un margen, que será igualmente numeroso. Eso quizá, fíjense, hasta tenga una ventaja, que desaparezca la literatura de puro entretenimiento y quede una más rigurosa, más exigente. Esa profecía de Steiner me llevó a escribir, quizás algo irritado, ese artículo. Precisamente él es un caso interesante porque ha hecho critica académica, es un profesor universitario, y durante muchos años ejerció la crítica periodística, fue el crítico del New Yorker .

La crítica académica

- Al igual que Steiner, usted ha dictado conferencias y cursos en universidades de Inglaterra y los Estados Unidos. ¿Cuál es su opinión sobre ese tipo de trabajos? Ciertas notas de prensa, hace unos años, señalaban que usted había quedado perplejo ante unos estudios que se leyeron sobre su obra en unas jornadas literarias celebradas en Francia.

-Hay un tipo de crítica universitaria que se ha vuelto casi esotérica, aquélla que usa la literatura como un pretexto para desarrollar teorías semiológicas, lingüísticas o filosóficas y que llega muchas veces al oscurantismo, a la verborrea, a un sectarismo que la hace completamente artificiosa. Eso no me interesa nada. Incluso me alarma un poco porque creo que, frente a esa crítica, los jóvenes que van a estudiar letras por una auténtica vocación literaria pueden perderla. Mucha de esa crítica llega a una palabrería y a una retórica tramposa que no explica la literatura; se convierte sólo en un vehículo para la vanidad. Eso ha ocurrido con el estructuralismo, con la crítica lingüística. Esas formas me parecen o muy especializadas o simplemente perversiones que no tienen que ver con la gran tradición crítica, siempre al alcance de los lectores más o menos cultos y sin pretensiones. Sin embargo, hay una crítica académica indispensable debido a que hay autores clásicos a los que es imposible leer sin ayuda. Un poeta que yo admiro quizás más que ningún otro es Góngora. No se lo puede leer sin apoyo de estudios que faciliten el acceso a su poesía tan compleja. Ahora bien, cuando yo he trabajado en las universidades, cosa que hago con mucho gusto, he encontrado cosas fascinantes.

- ¿Cómo cuáles?

-El trabajo académico me obliga a leer de una manera muy distinta de cuando leo por puro placer. Cuando lees por placer no tienes que explicarte a ti mismo algo que vas sintiendo con la lectura, no tienes que traducir esas emociones, sensaciones y pasiones que despiertan en ti los libros bajo un lenguaje racional. Entonces debes hacer un esfuerzo de análisis, de racionalización, que yo hago con muchísimo gusto, siempre y cuando pueda elegir los autores y los temas.

- De experiencias así salieron muchos libros suyos, como el último sobre Víctor Hugo.

-De ahí han salido muchos, por supuesto. Ese libro sobre García Márquez. (Pausa). Ya me olvidé el título del libro sobre García Márquez (risas). -Historia de un deicidio. -¡Ah! Historia de un deicidio , claro. Después, hace muy poco he dado un curso sobre Juan Carlos Onetti en Georgetown, y bueno, de ahí ha salido un pequeño ensayo. Siempre me gustó Onetti pero nunca lo había leído de una manera sistemática, tomando notas. En ese semestre en que tuve que hacerlo se enriqueció muchísimo mi placer, mi lectura de sus libros. Y ahora lo admiro más de lo que lo admiraba antes.

- Mucha gente espera un ensayo suyo sobre Faulkner, a quien leyó con apuntes, tomando notas.

-Pues, mira, no me atrevería. He escrito sobre él pero se ha escrito tanto y hay tan buenos ensayos, y además es una obra tan rica, tan inmensa, que sólo pensar en el tiempo que me tomaría entrar en él ya me desanima (risas). Pero es un autor que siempre releo. El año pasado releí Absalón, Absalón y realmente pensé: ¡qué extraordinario escritor! Es un escritor que nunca me ha decepcionado, a diferencia de otros que se me han caído.

Leer la entrevista completa aquí.


Escrito por

Maria Fernanda Palacios

Artista Visual, amante de los gatos. @mariafernandape


Publicado en

Redacción mulera

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