Los cultivos energéticos son plantas que pueden ser utilizadas para producir biocombustibles. El cultivo ideal es denso con un crecimiento rápido con el menor aporte de insumos posible por parte de los agricultores y se encuentra en tierras que no podrían usarse de otro modo por los agrarios. Una vez cosechados, estos cultivos se pueden convertir en biocombustible a través de fistintos procesos.

Hacia finales de 2009, una agencia de energía de Estados Unidos otorgó cinco millones de dólares a Ceres, una empresa de cultivos energéticos, para que realizara un ensayo de campo sobre los atributos de alto rendimiento y bajos insumos en gramíneas, como el césped de pradera [Panicum virgatum], el sorgo y el miscanto. Desde entonces, la empresa ha producido rendimientos de gramíneas de prueba con hasta un 50 por ciento más de biomasa que otras gramíneas, lo cual es un indicador de éxito bastante prometedor. Arriba, un investigador de Ceres evalúa el desempeño de los cultivos para biocombustible.

Ceres fue fundada en 1997 como una firma de tecnología genómica y actualmente lleva a la práctica las técnicas utilizadas en el Proyecto del Genoma Humano en los cultivos. Las gramíneas que desarrolla Ceres crecen más y utilizan menos fertilizantes que otras variedades de gramíneas. Además, estas gramíneas más resistentes necesitan menos tierra y se pueden plantar en zonas donde no crecen otros cultivos.

El trabajo de Ceres podría aplicarse a los cultivos alimentarios, lo que le permitiría a los agricultores desarrollar más cultivos con menos recursos, y así reducir el costo de los alimentos y aumentar la capacidad de alimentar a la creciente población mundial.

Con información de Informe21.