Si escuchas que Dios te habla, no estás loco
"Si hablas con Dios, se llama oración; si Dios te habla, se llama esquizofrenia", dice el refrán. Sin embargo usualmente no es así, asegura Tanya Maria Luhrmann, psicóloga antropóloga en la Universidad Watkins y autora del libro Cuando Dios responde: Cómo entender la relación del evangélico estadounidense con Dios (When God Talks Back: Understanding the American Evangelical Relationship with God), quien explica este tipo de evento en su columna de opinión en CNN.
En la Biblia, Dios habló directamente con Abraham. Habló directamente con Moisés. Habló directamente con Job. ¿Pero qué hay de tu vecino de al lado?La mayoría de la gente que lee las antiguas escrituras entiende que esos relatos sobre la voz de Dios son milagros que en verdad ocurrieron pero que ya no se dan actualmente, o los consideran adornos folclóricos en historias antiguas. Incluso los cristianos que creen que los milagros pueden ser cosa de todos los días pueden dudar cuando alguien les dice que percibieron audiblemente la voz de Dios. Hay un viejo chiste que dice: Si hablas con Dios, se llama oración; si Dios te habla, se llama esquizofrenia.
Solo que usualmente no es así.
Escuchar una voz cuando estás solo o ver a alguien que nadie más puede ver es bastante común. Al menos una de cada diez personas dirá que ha tenido una experiencia similar si les preguntas sin tapujos. Cerca de cuatro de cada diez dirá que han tenido experiencias perceptivas inusuales entre el sueño y la vigilia cuando se les entrevista acerca de sus hábitos de sueño.
Si les preguntas de forma que les des espacio para reconocer su error, la cifra aumenta. En contraste, la esquizofrenia, la más incapacitante de las enfermedades mentales, es bastante inusual. Solo puede diagnosticarse este trastorno en una de cada cien personas.
Más aún, los patrones son bastante distintos. La gente que tiene esquizofrenia y escucha voces las escucha frecuentemente. A menudo las escuchan durante el día, a veces como una lluvia de sonidos o como un martilleo incesante. No solo oyen frases sino párrafos enteros: palabra tras palabra tras palabra. Lo que dicen las voces es horrendo: insultos, desdén y burlas llenas de desprecio. "Sucio, eres sucio". "Zorra estúpida", "Deberías haberte quedado debajo del autobús, no dentro de él".
Eso no fue lo que experimentaron Abraham, Moisés y Job, aun cuando Dios estaba en su momento más feroz.
Durante los últimos 10 años, he llevado a cabo investigaciones antropológicas y psicológicas entre evangélicos con orientación empírica, la clase de personas que buscan una relación personal con Dios y esperan que Dios les responda. Para la mayoría de ellos, la mayor parte del tiempo Dios les responde a través de un murmullo que escuchan en sus mentes o a través de imágenes que les vienen a la mente durante la oración. Sin embargo, muchos de ellos también reportaron experiencias sensoriales divinas. Dicen que Dios les tocó el hombro o que les habló desde el asiento trasero y les dijo, de forma que lo percibieron con los oídos, que los amaba. De hecho, en 1999 Gallup reportó que el 23% de los estadounidenses habían escuchado una voz o tenido una visión en respuesta a sus oraciones.
Esas experiencias fueron breves: cuando mucho constaron de unas cuantas palabras o frases cortas. Eran inusuales. Quienes las reportaron no reportaron más que unas cuantas, si acaso. Esas experiencias no fueron perturbadoras, aunque a menudo fueron desconcertantes y siempre impresionantes. Por el contrario, esas experiencias a menudo hicieron que la gente se sintiera más cercana a Dios y amada más profundamente.
De hecho, en mi investigación descubrí que esas inusuales experiencias sensoriales son más comunes entre quienes oran de manera que usan la imaginación, por ejemplo: cuando la oración comprende hablar a Dios en tu mente. Las experiencias sensoriales inusuales en general no estaban relacionadas con enfermedades mentales (nos aseguramos). Eran más comunes entre quienes se sentían cómodos al dejarse llevar por su imaginación. También fueron más comunes entre quienes oraban por periodos más largos. La oración incluye poner atención a las palabras y a las imágenes en la mente y darles significado. Hay algo acerca de la práctica constante de poner atención a la mente de forma que cambia —solo un poco— la forma en la que diferenciamos lo que es real.
Lea el artículo completo aquí.
Escrito por
Estudiante de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Interesada en los conflictos y movimientos sociales. Amante del chocolate, café y los gatos. Redactora de LaMula.pe.
Publicado en
Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.