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Splosh o el fetichismo húmedo y sucio en el sexo

Publicado: 2013-01-30

El sexo siempre ha sido una exploración del goce, del deseo y del placer. Y aunque las formas en las que un individuo vive su sexualidad son tan variadas como lo que su imaginación le permite, hay maneras que ya han sido catalogadas, como el "splosh". Entérate más sobre esta forma de disfrutar la experiencia corporal en el sexo, tal como lo informa el artículo de EntreMujeres escrito por el Dr. Walter Ghedín, y que mostramos a continuación.

Una de las propuestas sexuales que está teniendo cada vez mayor difusión es el splosh o fetichismo húmedo y sucio (WAM o Wet and messy fetish). Esta forma de “fetichismo” consiste en verter comida, sustancias no comestibles o líquidos sobre la superficie corporal.

Las elecciones son variadas: desde salsas, jugo de tomate, dulces de leche, almíbar, cremas o champagne, hasta pintura o barro. No incluye fluidos corporales. A veces la experiencia consiste sólo en mirar, y en otros casos se comparte, ya sea untándose ambos cuerpos, chupando y degustando, si se trata de sustancias comestibles.

Que el cuerpo se convierta en una superficie donde verter líquidos o alimentos no es ninguna novedad. En el imaginario de los amantes o en la realidad una piel húmeda, con ropa o sin ella, despierta el deseo de poseerla. El sudor, la saliva, los olores, la lubricación y el gusto son fuertes señales que incentivan el goce.

Desde los griegos y romanos que hacían uso de esta práctica (también el Kamasutra cita sus bondades), pasando por los medios que muestran senos o pectorales asomándose bajo una remera mojada, o una beso mediado por una frutilla o un cubito de hielo, hasta la intimidad del cuarto donde la pareja prueban la crema con sabor a durazno, la visión y el contacto con el cuerpo lubricado y pasible de ser chupado ha sido siempre muy atractivo.

La palabra “splosh” remite a una revista erótica británica que difundió este tipo de contacto. Además, es la onomatopeya más usada en los comics cuando un personaje estampa una torta en la cara de otro.

La cuestión es si llamarlo fetichismo o no. Su uso en el juego erótico como una forma de enriquecer las maneras de acercamiento no la convierte en una práctica fetichista. Para serlo, se requiere del uso constante de este recurso porque sin él no se alcanza el máximo placer sexual, es decir, la persona lo necesita imperiosamente para lograr excitarse.

El splosh se puede practicar en solitario, en pareja o en grupos convocados por el boca a boca o en foros de Internet.


Escrito por

Daniel Ávila

avilamonroydaniel@gmail.com


Publicado en

Redacción mulera

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