Critican a cadena de restaurantes por publicidad sexista
Entre las múltiples manifestaciones de violencia de género las aparentemente más "inofensivas" suelen ser las más difíciles de combatir, pues muchas veces van acompañadas del humor o la publicidad.
En un post titulado "Las mujeres no somos costillitas", publicado por el blog Chicas Malas, se denuncia a una cadena de restaurantes por utilizar publicidad discriminatoria contra las mujeres. A continuación lea el artículo y saque sus propias conclusiones:
En el lenguaje coloquial de Lima para denominar a la pareja femenina de alguien se suele emplear una palabra de origen religioso: sea su esposa, su enamorada o su novia, el hombre suele denominar a su compañera sentimental como “costilla”. Es común oír decir cosas como: “Ella es mi costilla”, en clara alusión a uno de los pasajes bíblicos más conocidos, el de la creación de Eva, la primera mujer que hubo sobre la tierra, surgida de una costilla de Adán.Hace poco descubrí, al visitar uno de sus locales, que una cadena de restaurantes limeña llamada “Mis costillitas”, especializada en la preparación de costillas (o ribs, en inglés) y otros tipos de carnes a la parrilla, ha hecho uso de esta expresión en su material publicitario, desde su carta, sus afiches promocionales y los “ocurrentes” mensajes que suelen escribir en las pizarras colocadas en cada uno de sus establecimientos.
En todos ellos, la mujer es “la costilla” y entre sus mensajes podemos encontrar frases como: “porque no todos los días te puedes comer la misma costilla” ( “comer” para los limeños equivale, en lenguaje coloquial también, a tener relaciones sexuales con alguien) o “aquí sí está permitido meterle la mano a la costilla (pero a la del plato)” (coloquialmente “meter la mano” significa “tocar las nalgas de otra persona” y se aplica casi siempre a los casos de acoso sexual callejero.
Esta expresión de violencia contra la mujer, enmascarada bajo una aparentemente inofensiva mezcla de humor y picardía limeña, no pasó desapercibida para el bloguero Roberto Bustamante, quien en 2011 denunció la publicidad radial de “Mis costillitas” en este post, la cual por cierto contenía mensajes similares a los ya mencionados líneas arriba: mujer igual a carne.
Sin embargo, para finales del 2012, cuando visité uno de los locales de dicha cadena de restaurantes, todo permanecía igual: la carta, los afiches promocionales y la pizarra tenían el mismo contenido de siempre. El único cambio que hemos notado es que parecen haberse eliminado los banners con dichos mensajes, pero en su página de Facebook, aún figuran fotos de las pizarras que invitan a meter la mano a la costilla.
Parece ser que los dueños de este negocio y los encargados de realizar la publicidad de su marca no son conscientes de la clara discriminación en la que están incurriendo: el discurso que emplean alrededor del nombre de su restaurante es un ejemplo de publicidad sexista y violencia simbólica, herramientas ambas empleadas para reproducir las relaciones de dominación, desigualdad, discriminación que justifican la violencia contra las mujeres.
Quizá sea hora no sólo de que dejen de lado este tipo de mensajes sino que comiencen a pensar en alguna nueva campaña publicitaria en la que las mujeres no seamos comparadas a la carne que los clientes y las clientas de dicho lugar consumen.
Escrito por
Periodista, con el sueño no tan loco de un mundo mejor. Redactora - reportera de lamula.pe @danyvaldezv
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