Según una segunda investigación judicial acerca de las causas de la muerte de Amy Winehouse, fallecida el 23 de julio de 2011, la cantante británica habría ingerido enormes cantidades de alcohol.

Esta investigación, llevada a cabo por la juez forense Shirley Radcliffe en el tribunal de Saint Pancras en Londres, informó que Winehouse tenía encima más de cinco veces el límite de alcohol permitido para conducir. Radcliffe especificó que la cantante tenía "unos niveles de alcohol generalmente asociados con la muerte", que habría ingerido de manera voluntaria.

La primera investigación había determinado en 2011 que el fallecimiento de la intérprete había sido "accidental" y posiblemente por excesos con el alcohol, pero el veredicto fue considerado inválido debido a que Suzanne Greenway, la magistrada que tenía el caso a su cargo, no tenía las cualificaciones necesarias para determinar esto.

Greenway, nacida en Australia, había sido nombrada juez forense adjunta por su marido Andrew Reid, pero dimitió al comprobarse que su periodo de experiencia en el Reino Unido no era suficiente para ejercer en ese país.

Por otro lado Christina Romete, doctora de cabecera de la cantante y que había estado con ella un día antes de su muerte, indicó que Winehouse había señalado específicamente que no quería morir. Sin embargo, se negaba a serguir las recomendaciones y "quería hacer las cosas a su manera".

Amy Winehouse fue encontrada muerta a los 27 años, en su departamento de Londres, tras una larga batalla contra el alcohol y las drogas. Era reconocida por sus excesos, por su distintivo look - muchos tatuajes, maquillaje y su peinado 'beehive' - pero sobre todo por su espectacular voz.

Con información de Público.

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