La joven activista paquistaní, Malala Yousafzai, recibió el alta médica y abandonó el hospital Queen Elizabeth de Birmingham en Reino Unido, tres meses después de que los talibanes la atacaran por ser considerada "espía de Occidente".

Durante las próximas semanas será tratada como paciente ambulatoria y será sometida a una cirugía reconstructiva craneal a finales de enero o a principios de febrero, para borrar la huella de los disparos sufridos en la cabeza y el cuello.

Por otro lado, su padre Ziaudin Yousafzai, ocupará el puesto de educación del consulado de Pakistán en Birmingham durante tres años, con opción de ampliarlo dos años más. En ese sentido, dirigirá una sección educativa dentro de la misión diplomática paquistaní.

Además, el gobierno de Pakistán encargó a este organismo que se ocupe de las necesidades de Malala y se encargue del mantenimiento financiero y del alojamiento de su familia, quienes han sido objeto de numerosas amenazas de muerte por parte del grupo religioso fundamentalista.

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