Existen varias interpretaciones de diferentes escrituras mayas que llegan a la conclusión que mañana, 21 de diciembre, llegará el fin del mundo. No parece que vaya a producirse, al menos en un desastre de dimensiones físicas.

No obstante, daremos unas ideas de inversión para potenciales situaciones catastróficas: qué sectores se podrían ver beneficiados de determinados sucesos traumáticos inesperados.

Infraestructuras

Una de las prioridades ante una catástrofe es la reconstrucción de infraestructuras, ya que los edificios, casas, hospitales, aeropuertos, colegios se derrumban. El Estado tiene que destinar una gran cantidad de recursos, ya sea públicos o ayudas privadas a la inversión en este sentido; por lo tanto, habrá muchos más pedidos para empresas de infraestructuras, construcción, de los habituales.

Un ejemplo sería ver la evolución en bolsa de OHL, empresa española que participó en la reconstrucción tras el tsunami sufrido en Indonesia a finales de diciembre de 2004, que durante 2005 incrementó su cotización en un 116%; mientras que la del Ibex-35 en el mismo periodo fue del 18%.

Farmacia

Otra consecuencia que tendría un cataclismo es una sobredemanda de material médico debido a heridas, lesiones, virus, que además se acentúa con el pánico que se desata en la población cuando hablamos de estos temas.

El ejemplo más claro de esta situación lo tenemos con la famosa Gripe Aviar: la empresa que comercializó la vacuna en primera instancia fue la francesa Sanofi-Aventis sin embargo durante 2008 sufrió descensos en su cotización del 26%, algo que parecería una mala evolución si no lo comparáramos con la del CAC40 (índice francés), que en el mismo periodo perdió prácticamente un 50% de su valor; por lo tanto a pesar de la bajada, creo que se benefició mucho de la “coyuntura”.

Materias Primas

Uno de los aspectos, que se hablan ante este “fin del mundo”, es que puede haber un colapso tecnológico, además un cataclismo a nivel mundial lógicamente originaría a otra gran crisis económica; estos dos puntos favorecerían mucho a la inversión en materias primas, ya que en muchos casos acertadamente, y en otras no tanto, se relacionan como “valor refugio”. El máximo exponente de este tipo de inversión es el oro, y ya hemos podido comprobar que durante una gran crisis financiera, como la que empezó en 2007, se creó una burbuja que hizo que su valor se triplicara, mientras que las bolsas mundiales se redujeron a la mitad.

Además del oro, tenemos otros ejemplos como la plata, paladio, o el cobre, que incluso vemos como hay robos masivos y constantes de este material.

Armamentístico

Ante una situación como la que se habla sería fácil pensar que habría un gran aumento de demanda de armas; por las connotaciones que tiene este sector, no le quiero dar mucha publicidad, pero sí pondré un ejemplo para poder hacer una idea: la compañía americana Lockheed Martin Corporation, justo un año después del atentado de las Torres Gemelas valía un 70% más; mientras que el S&P500 (índice americano) en los mismos 12 meses bajó un 20%.

Una vez visto, los sectores que creo saldrían más beneficiados, hay que ver cómo un inversor particular puede invertir en ellos.

Una opción sería invertir en empresas cotizadas que sean representativas de alguno de estos sectores; pero esto puede resultar complicado para algunas personas, ya sea por desconocimiento del funcionamiento de los mercados, porque no conocen empresas extranjeras, por falta de tiempo en hacer seguimiento, por falta de herramientas, diversificación...

Para poder invertir en este tipo de fondos hay multitud de gestoras internacionales que dan estos servicios, y no es complicado, ya que se puede invertir a través de algunas entidades españolas, como algunos bancos y sociedades de valores, sin necesidad de traspasar el dinero al extranjero

Ya analizados los sectores y cómo invertir en ellos, hagamos una reflexión: seguramente nadie o muy poca gente piensa que el día 21 va a haber un cataclismo mundial y no van a utilizar estos análisis; sin embargo hay que ver en cuántas situaciones sí nos hemos dejado llevar por opiniones, movimientos de masas totalmente irracionales, que han desencadenado en burbujas (aquí he puesto como ejemplo el oro y la gripe aviar, pero hay multitudes de ejemplos más, burbuja inmobiliaria, burbuja telecomunicaciones, compra de preferentes, etcétera) que han provocado situaciones realmente desgraciadas en muchas familias. Esperemos que este “fin del mundo” o “cambio de era” nos afecte en este sentido y adquiramos una mejor cultura financiera, que nos permita evitar que otros nos manejen y provoquen pérdidas constantes de nuestros ahorros.

Con información de Expansión