#ElPerúQueQueremos

Gonzalo Portocarrero: "Los censuradores tienen miedo de su propia libertad"

Publicado: 2012-10-21

El sociólogo Gonzalo Portocarrero elaboró una carta acerca de la censura a la exposición "Asía Sea" de Cristina Planas. El texto, titulado "El temor de los censuradores", busca aproximar a los lectores a una reflexión sobre

el arte, la libertad y la fe. A continuación, la carta:

Un grupo de gente de Miraflores ha suscrito una petición para que la “Municipalidad de Miraflores cese de promocionar agravios a la fe de sus vecinos y de los peruanos”. Según el portal Aci-prensa, vocero oficioso del Arzobispado, se pide la cancelación de la muestra puesto que es “obscena” y “sacrílega” y “grotesca”.

Y en los breves comentarios que suscriben la petición las palabras que más se repiten son abuso, ofensa y respeto. La autora de la muestra, “Así sea”, Cristina Planas habría ofendido los sentimientos religiosos de los peticionarios, sea por un afán sacrílego o sea por un puro exhibicionismo. Entonces, el respeto que ella no tiene hacia los sentimientos religiosos tendría que ser resguardado por el Alcalde a través de la clausura de la exhibición.

Es curioso, pero ni en el comunicado que convoca a la censura, ni tampoco en los comentarios de los peticionarios, se argumenta porque las esculturas deberían censurarse. Solo hay adjetivos: “obscena”, “sacrílega”, “grotesca”.

Aunque es difícil dialogar con quien no esgrime razones, esta situación no exime de tratar de entender las ideas y temores de los censuradores. La desaprobación recae, sobre todo, en la escultura que muestra la figura de un Jesús desnudo, muerto en apariencia, y con su corona de espinas. Esta desnudez completa incluye, desde luego, el miembro viril de Jesús. La escultura es barrida por haces de rayos láser que pueden representar la ciencia en su incapacidad de darnos respuestas ciertas a las inquietudes de la vida. Por más que se examine ese cuerpo no se podrá demostrar si está totalmente muerto o si allí está latiendo la vida que lo habrá de reanimar el domingo de resurrección. Y, de otro lado, hacer explícito el sexo de Jesús es enfatizar su condición plenamente humana. Entonces la artista, a través de su obra comparte, su perplejidad sobre el hombre dios, ¿estará muerto? ¿resucitará? En todo caso, se trata de un hombre íntegro, pues Dios decidió asumir enteramente la humanidad de sus criaturas.

Mostrar el miembro viril de Jesús puede resultar chocante. Creo que la mayoría prefiere no pensar en la sexualidad de Jesús. Lo que significa que no quieren detenerse a pensar en su humanidad. La fantasía es que Jesús no tendría sexo, o, que si lo tuviera, no tendría ninguna importancia. Esta fantasía menoscaba el significado de la encarnación, aleja a Jesús de la dimensión humana, recorta el significado de su misión redentora. En realidad Jesús estaba entregado a su misión, a que el pueblo acoja el “reino de Dios”. Pero Jesús no predica un ascetismo rigorista, una renuncia total al goce sensorial. Por el contrario sabemos que apreciaba la compañía de sus amigos, la buena mesa y el buen vino. No veía nada malo en un disfrute no alienado, mesurado, de los goces de la vida. Y respecto a su sexualidad es poco lo que sabemos. Siendo hombre tiene que haberse sentido atraído por el otro sexo. No obstante, su actitud era sublimar la energía que brotaba de su cuerpo para canalizarla a su obra de aproximarse, con amor, a los más urgidos de consuelo, anunciando la “buena nueva”, la existencia de un mundo donde nuestra caridad sería recompensada.

Entonces, ¿cuáles son las coordenadas mentales desde la que restituir la plena humanidad de Jesús resulta “obsceno, sacrílego y grotesco”? Solo desde la fantasía de una encarnación incompleta, de un Jesús no urgido por las necesidades del cuerpo, son comprensibles esos epítetos. Se imagina un Jesús, lejano y perfecto, que es más Dios que hombre, que no puede sentir tentaciones, que está totalmente cerrado al placer, y a la degeneración de este en el mal. Un Jesús des-humanizado que habría sido victimizado por los hombres que resultamos entonces, otra vez, culpables de desoír los mandatos de Dios hasta el punto de asesinar cruelmente a su hijo. Pero Jesús no vino a culpabilizar a los hombres sino a predicar una nueva forma de vida centrada en el amor que se proyecta, necesariamente, en la fe y la esperanza.

El conservadurismo social siente, instintivamente, que un Jesús vivo, y cercano de la gente, es una amenaza pues compromete demasiado, desestabiliza las jerarquías sociales. Simpatiza, en cambio, con la imagen de un Jesús lejano, sufriente y amenazador, clavado en la cruz, al cual debemos estar enfeudados por el temor. Pero la decisión de Dios de sacrificarse por sus criaturas asumiendo la figura humana significa que nuestra condición es dañada y vulnerable pero que de ninguna manera podemos abjurar de ella a través de la mortificación sistemática y la eliminación del goce de la vida. Y esto es justamente lo que los censuradores pretenden.

No conozco las convicciones religiosas de Cristina Planas pero creo que ella no cree en ese Dios lejano y castigador que los peticionarios invocan para censurarla. A su manera ella está buscando a Dios en la mejor tradición cristiana. Su obra corresponde a una época en que la fe ya no es una costumbre heredada sino una búsqueda incierta a la que estamos inevitablemente invitados. Kirkegaard subrayaba esta dimensión de la fe como un acto sin garantías. En su obra “Temor y temblor” escribe: todo diálogo con Dios es un monólogo. Y podríamos añadir que ese monólogo es la oración que las esculturas de la muestra Así sea, ensayan.

Los censuradores tienen miedo de su propia libertad, quieren garantías absolutas; respeto y obediencia a una concepción del cristianismo que está desfasada respecto al mundo de hoy.

Más enlaces al respecto:

Karen Bernedo: "Con esta censura, pierden los ciudadanos".

Municipalidad de Miraflores corta y entrega la cabeza del diablo.

Censuran obras de Juan Acevedo, Jesús Cossio y Álvaro Portales en Villa el Salvador.

Gerardo Chávez: "Censurar es negar un diálogo cultural".

Las razones del despido de Luis Lama de la galería de Miraflores.

Inician campaña para decirle “no a la censura” a muestras de arte.

La censura es un crimen.

¿Están protegiendo a Abimael?

El apocalipsis de Cristina Planas.


Escrito por

Raisa Ferrer

@raisanomas: Comunicadora. Interesada en políticas públicas, estrategias de incidencia ciudadana y comportamiento de sistemas mediáticos


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.