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Punk: la estética del "hazlo tu mismo"

Publicado: 2012-09-18

'Punk: an aesthetic' es un nuevo libro en el que se define al punk como algo más que la música. Es el arte del "hazlo tú mismo", es parte de la vida, sin profesionales ni especialistas, es una forma de protesta ...es una estética.

En este libro se han compendiado en 350 páginas medio millar de imágenes de pósters, fotografías, fanzines, ropas, casetes y otros objetos varios de la era punk.

La ampliación de la nota, en este artículo de El País:

PUNK: AN AESTHETIC

PUNK: AN AESTHETIC

PUNK: AN AESTHETIC

PUNK: AN AESTHETIC

EL PUNK SE ESCUCHA POR LOS OJOS

En algún punto entre 1974 y 1976 nació un estilo musical llamado punk. O fue una subcultura. Un modo de vida. Una aproximación ética ante lo establecido. Una filosofía. Haga tic en alguna de las anteriores. ¿Cuál ha elegido? No importa. Jon Savage y Johan Kugelberg, dos expertos en la materia, autor uno del influyente The England's Dreaming Tapes, comisario y firmante de libros como Brad Pitt's Dog el otro, han resuelto por usted. El punk, dicen, es antes que nada -y sobre todo- una estética. Una además cuya edad, como buena dama pizpireta, no se puede circunscribir a un año concreto, ni a un solo lugar. En el recién publicado Punk: an aesthetic (Rizzoli), han compendiado en 350 páginas medio millar de imágenes de pósters, fotografías, fanzines, ropas, casetes y otros objetos varios de la era punk y su antes y después que, acompañados de ensayos de William Gibson, Linder Sterling y Gee Vaucher, buscan justificar la tajante aseveración, así como demostrar que la influencia de la creación punk sigue presente en la sociedad actual. Ambos editores han comisariado paralelamente la exposición Someday All the Adults Will Die! (¡Algún día todos los adultos morirán!), con alrededor de 450 diseños, entre obras originales y reproducciones de entre 1971 y 1984 que se expondrán en la Hayward Gallery londinense hasta el 4 de noviembre.

Entre cuatro y cinco años, cuenta Kugelberg, al teléfono, han tardado en seleccionar todos los souvenirs punk que aparecen en su libro, y que son solo una parte de los 2.300 que llegaron a recopilar. “El libro plantea una narrativa visual exhaustiva”, señala. Durante todo este tiempo a ambos autores les rondaba la misma pregunta en la cabeza: ¿Es el punk una estética? La conclusión es que sí. “Y si ves el libro, tú también estarás de acuerdo”. Detrás de la visualidad del movimiento, dice el autor, no había un plan maestro. Todo lo contrario: lo que definió el punk fue la cultura del hazlo tú mismo, el DIY. “La gente en las compañías discográficas no tenía formación, los que diseñaban las cosas no tenían formación”, explica. Las cosas se llevaban a cabo porque había quien ponía la voluntad, tuviera o no los medios.“Y detrás de eso se esconde un mensaje significativo: que se acortaron las distancias entre ponerse a hacer algo y hacerlo”.

Los acontecimientos que se generaron en los años 70 en torno al punk continúan generando eco en la actualidad. “Pero esto ocurre también con muchos otros géneros, como el hip-hop”. El problema, dice Kugelberg, es que el sentimiento de nostalgia ha hecho sombra a cuestiones más importantes, “como el activismo de base que surgió del punk”, y que encuentra ejemplos tan relevantes y recientes como el de las protestas contra Putin organizadas en Rusia por el colectivo Pussy Riot. “Son alquimistas”, dice el autor en el blog que escribe en la versión británica del diario The Huffington Post. “Han tomado ideas del punk rock que han germinado en occidente y están llevando a cabo su potencial en tiempo real, en la vida real”.

En la era de Internet, poco queda de aquellos viejos métodos para propagar las ideas, que en los buenos años del punk tenían su estandarte en los fanzines. “Para alguien joven es imposible recordar que aquello supuso un punto de conexión, un lugar donde encontrar a gente a quien le gustaban las cosas que a ti te gustaban”. En la “hiperfragmentada escena cultural de 2012”, casi solo queda ver aquellos recuerdos de "la última macrotribu" al otro lado de las vitrinas de los museos o galerías. Que sea una de Londres -epicentro punk- la que acoge la muestra es, para Kugelberg, irrelevante. "Lo habría hecho felizmente en Tokio, en Nueva York o en Madrid". No deja de tener tampoco su gracia, y su ironía, que aquella expresión de la contracultura se conserve hoy en el formol del sistema establecido. Aunque siempre quedará un consuelo: "El punk seguirá inspirando a la gente. Y lo hará incluso después de que tú y yo estemos muertos".


Escrito por

Rosa Castañeda Prado

Comunicadora audiovisual, fotógrafa, adicta a los conciertos y vegetariana con 13 perros.


Publicado en

Redacción mulera

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