Intercambios universitarios: 5 historias lejos de casa
Según el Instituto Peruano de Economía (IPE) 6 de cada 10 peruanos que emigraron entre 1990 y el 2007 eligieron como destino otro país americano, 3 Europa y el resto otros continentes. Los principales países escogidos para viajar han sido Estados Unidos, Argentina, España, Chile, Japón y Venezuela, en la mayoría de los casos por oportunidades laborales, además de una mejor calidad de salarios como es el caso de los Estados Unidos.
Los jóvenes estudiantes universitarios también se han sumado a estas cifras de emigración por medio de programas de pasantías, alianzas con universidades u oportunidades laborales sobre todo en el verano. Y estas experiencias han cambiado sus percepciones personales sobre el país, los demás países, y a la vez han ampliado su visión tanto profesional como personal.
Son aproximadamente 200 universitarios los que salen al año del país por medio de AIESEC, una organización de jóvenes que se dedica a formar líderes y realizar intercambios en 110 países, con búsqueda de un impacto social a través de ONG's, instituciones públicas y privadas, además de diferentes empresas alrededor del mundo.
Asimismo, cada año la organización trae a Perú aproximadamente 70 personas de diferentes países del mundo a trabajar con niños, comunidades vulnerables o empresas del sector público y privado. Es así como las cifras del 2011 en Latinoamérica ascendieron a 5 mil 130 intercambios tanto salientes como entrantes.
Lesly Sebastian Revilla, integrante de AIESEC, contó a La Mula que después de haber viajado a Panamá a realizar un voluntariado con comunidades indígenas sintió un cambio tanto en ella como en la visión hacia Lima y las provincias de Perú.
Por eso, Lesly, decidió regresar al país con el ideal de desarrollar proyectos por las comunidades indígenas de su país, “ayudar a esas culturas que están escondidas que de repente están un poco relegadas. De hecho en el momento ya estoy empezando los primeros pasos para realizarlo, uniéndome a un grupo de la iglesia que hace este tipo de labores en la selva”.
Asimismo, Guillermo Nevado, el presidente de AIESEC en la Universidad Católica, viajó a Brasil a trabajar con estudiantes de colegio sobre temas de emprendimiento, y aunque dijo que una pasantía tan corta –seis semanas– no puede generar un impacto total ni en el país de origen ni en el de destino, sí señaló que se “siembra un bicho” y se “crea un ambiente adecuado” para que el cambio comience a desarrollarse. Fue así como al regresar a su país comenzó a valorar mucho más lo propio, porque después de estar “expuesto a algo contrario” comprendió las problemáticas de Perú y quiso comenzar proyectos para ayudar a mejorar.
Por su parte, Natali Recuenco, participante del área de comunicaciones en AIESEC, viajó de igual forma a Brasil, pero a apoyar como voluntaria a una organización de gays, lesbianas, travestis y bisexuales con el fin de preparar el desfile de la comunidad LGTB. Para Natali el impacto no fue solo de infraestructura o de conocer otra cultura, sino que además pudo aprender y ayudar a impactar a una comunidad que aún en varios países es discriminada.
Cuando regresó a su país se dio cuenta que aunque estaba en “una ciudad más desorganizada”, debía valorar y apoyar, y encontró que una manera viable de hacerlo era trabajando para que tanto personas de Perú como extranjeros sigan viajando a otros países y ayudando a impactar en sus propias ciudades y en las que lleguen a través de voluntariados o prácticas profesionales.
Mientras enseñaba ingles y español a niños de Brasil, Juan de la Roca, identificó problemáticas parecidas a las limeñas, como la pobreza y la violencia. Cuando la directora del colegio lo llamó y le dijo que “se había enterado que a un niño su padrastro lo había estado violando durante seis años” su reacción fue la indignación y solo pensó que en su país “pasa lo mismo y seguro pasa mucho peor y hay muchos casos parecidos”.
A su regreso decidió que en sus planes tenía que incluir el trabajo con los niños de Perú, “pero aún está en proyecto, al menos ir a Brasil a trabajar con niños me motivó bastante porque entendí cuál es el valor del país que son los niños, la infancia”.
Al igual que algunos peruanos viajan al exterior a realizar voluntariados, prácticas, trabajar o a estudiar, también durante el 2011, entraron al país 3 millones 230 mil extranjeros, por diferentes motivos, según señaló el DIGEMIN.
La colombiana Andrea González, llegó hace un mes a Lima, con la intención de viajar a Ayacucho a trabajar con estudiantes de los últimos grados de colegio para lograr que se encaminen para escoger su carrera profesional y que tengan una idea de negocio.
Andrea le contó a La Mula que las culturas de ambos países le parecen muy similares, sin embargo ha encontrado diferencias “en la manera de pensar, en lo tradicional”, por esto aseguró que la visión de su país ha cambiado un poco al darse cuenta que en lugares como Perú no se tiene una mala visión de Colombia. A diferencia de otros países ella ha encontrado en Lima una valoración “positiva”, por lo que agregó que “la cercanía y el intercambio cultural” ayuda a que la visión no sea errada.
Finalmente, Lesly al terminar de contar su experiencia en el exterior, agregó que para salir del país y vivir una experiencia tanto personal como profesional es necesario “no limitarse, no creer que hay una barrera”, aprovechar las oportunidades y salir para cambiar las visiones, “si alguien les dice que no van a poder es mentira”.
Escrito por
Estudiante de Comunicación Social-Periodismo Redactora de Lamula.pe
Publicado en
Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.