Fuentes del Poder Judicial revelaron a La Mula.pe que la exhibición "El Punto, La Luz" que se inauguró en el Museo del Palacio de Justicia sobre la obra del pintor Ricardo Flórez será evaluada por peritos especialistas en la materia quienes determinarán si las pinturas le pertenecen al artista o se tratan de burdas falsificaciones.

Según nuestra fuentes, la decisión de iniciar las pesquisas correspondientes fue tomada por el mismo titular de Justicia, César San Martín, quien aparentemente habría sido sorprendido por el propietario de la muestra, el alemán Hans-Wolfgang Schemke, presidente del Museo de Arte Hispano Americano (M.A.H.A.).

Como se recuerda, la exhibición fue inaugurada el pasado 14 de marzo y contó con la presencia del presidente del Poder Judicial, César San Martín y el presidente de la República, Ollanta Humala. Sin embargo, un día después del evento, la hija del pintor, Isabel Flórez, denunció en exclusiva para La Mula.pe que las obras mostradas no eran de su padre.

Tras ello, Schemke, declaró para el programa 90 Segundos que sus cuadros fueron certificados por expertos de todo el mundo y señaló que evaluaba denunciar a la hija del pintor por estas declaraciones.

Posteriormente, La Mula.pe conversó con diversas personas vinculadas al estudio de la obra de Ricardo Flórez para aclarar el panorama. Una de ellas fue la curadora Gabriela Arakaki, quien realizó una exposición del artista Flórez en la sala de exhibiciones del Banco Continental en el año 2005. Arakaki, quien también asistió a la inauguración de la cuestionada muestra, nos aseguró que una gran parte de las obras ahí expuestas no pertenecían al autor, tanto por el tema de las obras, como por la técnica empleada.

Este medio también consultó a un reconocido crítico de arte que conoce hace más de 40 años la obra de Flórez, quien prefirió mantener su nombre en reserva, pero que nos aseguró también que muchas de las obras expuestas no fueron realizadas por el destacado artista.

De izquierda a derecha: César San Martín, Ollanta Humala y Hans Wolfgang Schemke

¿Quién es Hans-Wolfgang Schemke?

Hans-Wolfgang Schemke es un millonario alemán radicado en Chile que tiene una trayectoria bastante cuestionable en el circuito artístico nacional e internacional.

Por ejemplo, en noviembre del año 2007 realizó en nuestro país una exposición llamada “El Tesoro del Libertador” compuesta por piezas que supuestamente le pertenecieron al libertador Simón Bolívar pero que, según diversos investigadores y expertos, se trataron de obras falsificadas y de procedencia ilegal.

Los objetos ingresaron a nuestro país en un vuelo de American Airlines, procedentes de Santiago de Chile. Fueron exhibidos en una entidad privada de la capital y días después, cuando estaban por continuar su viaje hacia Alemania, autoridades del Instituto Nacional de Cultura (INC) ordenaron la detención en la Aduana Aérea del Callao de 102 piezas porque no contaban con documentos que acreditaran su autenticidad y legalidad. Las autoridades peruanas decidieron no devolvérselas a su propietario mientras se realizaban las investigaciones. Sin embargo, Schemke logró salir airoso de un juicio y recuperó sus objetos.

Pero eso no es todo: en el año 2006, el destacado crítico de arte y abogado de derechos humanos, José Zalaquett, escribió en el diario El Mercurio de Chile un artículo en el que menciona que las obras pictóricas exhibidas en el Museo de Arte Hispano Americano (M.A.H.A.), que preside Schemke, eran burdas falsificaciones. Menciona Zalaquett:

Bueno tampoco hacen falta grandes conocimientos de arte para advertir, de una sola ojeada, que las obras expuestas en el Museo de Arte Hispanoamericano, recientemente abierto en la comuna de Providencia, son, en su gran mayoría, falsificaciones tan ineptas que mueven más a la risa que a la indignación. Aquí no hay supuestos Pollocks, Kahlos, Mirós ni Mattas. Sólo bazofia. Y las obras que son auténticas carecen de importancia. Esta colección, albergada en una casona de la Avenida Costanera, es propiedad de Hans Schemke, quien formula vehementes declaraciones por la prensa contra quienes se atreven a dudar de la autenticidad de alguno de los centenares de cuadros que cuelgan, atochados, en los muros de su horneada mansión. Cobra $ 2.000 la entrada y las personas a cargo del recinto insisten en preguntar a los visitantes qué opinan de las obras, para luego molestarse cuando se les dice la verdad. ¿Qué es, en suma, este bodrio de museo que fuera inaugurado, por algún inexplicable descuido, con la presencia de altas autoridades del ramo? ¿Es una vergüenza o un chiste?