ya acabó su novela

Vidas traNs: La identidad

Publicado: 2012-02-22

Por Lee Omar Torres (@Leeomar66)

"Tráxara-cáxara-bráxara... lóxoro"

Si no entiendes estas palabras, NO eres trans y NO nos conoces

Lisa.

Una trans no es un gay, no es un hombre que tiene sexo con hombres; una trans no es un enfermo...

Podríamos sortear la necesidad determinativa diciendo que las trans son personas a las que se asignó un rol de género en base a su sexo al nacer, pero que consideran que esta es una descripción falsa o incompleta de ellos mismos. Esto despeja el hecho de que, por expresar su sexualidad de forma diferente a su género biológico, las trans son un grupo violentado, incluso de manera institucional, en muchas sociedades. En el Perú, el Estado no les reconoce  su derecho a la identidad.

Para conocer más sobre ellos, decidí acercarme a sus vidas y su experiencia. La brújula imprecisa del prejuicio apuntó a buscar de noche y en alguna avenida del centro de Lima,  pero eso mismo era una pista: después de admitir esta estrechez de pensamiento que te encamina a la palabra "prostitución", uno se pregunta ¿por qué se relaciona a las trans con el trabajo sexual? ¿Qué circunstancias las han arrastrado a una esquina a ser parte de un paisaje nocturno de sordidez e ilegalidad?

Recorrí las históricas calles del centro hasta encontrarme con 'Milagros' y sus amigas, quienes accedieron a conversar sobre lo que significa asumir una identidad trans en nuestra sociedad.

Milagros me cuenta : "algunos lo aceptan y la familia se va acostumbrando, otros son rechazados al punto que terminan saliendo de su hogar y separándose totalmente de su casa".

El rechazo hacia lo diferente, lo desconocido; hacia lo que uno no entiende, no solo acorrala a este grupo social hasta los márgenes de la ciudadanía, si no que las condena a una vida oculta en las sombras de la noche: "Solo puedo ser quien soy de noche, no puedo salir de dia y caminar con tranquilidad", asegura otra de las chicas.

Bajo el velo gregario y oscuro de la noche... tan perfecta para esconder un problema cuya solución nadie parece querer asumir, el trabajo sexual es LA opción de supervivencia cuando una sociedad no te ofrece alternativas en su mundo estrecho a la tolerancia y medroso de la diferencia.

"Para algunos puede ser una opción pero para nosotras es una obligación, porque de algo tienes que vivir", nos contó ella.

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"Muchas  han pasado por aulas universitarias y han terminado en una esquina, porque pareciera que ser travesti les quitara la capacidad de desenvolverse como cualquier persona".

"Tengo ocho ciclos de periodismo y ¿para qué me ha servido? podría estar en tú lugar (...)", me cuenta Milagros. "Si te cortaras el pelo..." -la interrumpe una de sus compañeras - "YO NO ME PIENSO CORTAR EL PELO POR NADA, PREFIERO MORIRME DE FRIO ACA, enfatizó. ¿Tú sabes cuanto me ha costado aparecerme así ante mi familia?, ¿Tú sabes cuanto cuesta acostumbrarte a verte así a ti mismo?".

"Cuando las autoridades tomen conciencia y tengan la voluntad, se darán cuenta que no es bonito morirse de frio, o cuando los clientes nos maltratan...lo serenazgos nos corretean como si fuéramos delincuentes", continuó.

En la convergencia del prejuicio contra la identidad sexual y la falta de alternativas a la prostitución clandestina,  la lucha se vuelve tan agresiva, que el derecho a la identidad se convierte en una demanda que te condena y pone en riesgo la vida misma.

Muchas no salen vivas, el trabajo es riesgoso, te maltratan o se te rompe el condón, no hay vuelta atrás. Si te discriminan por ser gay y travesti, imagínate si eres infectado, y la mayoría piensa que por ser trabajadora sexual una esta enferma.

Basta pasar unas horas de frío nocturno en la Av. Wilson para entender cómo la violencia que reciben los trans ha curtido su confianza en las 'buenas intenciones'. Cuando esa identidad, tan difícil de asumir, las convierte en objeto de burla y cuando el atropello proviene de las autoridades, ¿en quién confías?, ¿de quién esperas respeto?

" Nos ofende cuando se refieren a nosotras en masculino. Si estoy adoptando una identidad femenina, deben respetarlo. Las autoridades no respetan nuestra identidad  de género". Luego de decirlo, una de las chicas me enseña los golpes que afirmó haber recibido en la comisaría de Alfonso Ugarte.

El corto de Claudia Llosa, Loxoro, busca reconocer las peripecias de un transgénero en un sistema que no contempla sus derechos como igual. Sin embargo, cualquier iniciativa sobre el tema, incluso esta, recibe una mirada suspicaz de las protagonistas quienes son conscientes de cuan sensacionalista puede ser su 'rareza' ¿y acaso la prensa puede culparlas de ello? : "Todo el mundo habla de 'Lóxoro' pero nadie habla del tema que trata: Las vidas travestis. "A cualquiera le va a llamar la atención un corto sobre travestis. La gente no está acostumbrada a nosotras y siempre van a buscar lo 'rarito', aunque si lo piensas bien, no somos tan diferentes".

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Después de un par horas conversando, efectivamente no me parecían tan diferentes, se reían de las bromas igual que yo, se indignaban igual que lo harías tú si recibieras el maltrato que ellas; impotencia, resignación y pocas veces la esperanza llenaban de intención sus gestos. Cuando me despedía trataba de arrancarme la sensación de que me iba y nada había cambiado para ellas haciéndome el compromiso interno de transmitir su demanda:

"Exigimos libertad para poder expresar nuestra individualidad sin dejar de ser vistas como seres humanos", afirma Lisa (Con los mismos derechos que tú y yo ... tan diferentes como iguales a nosotros) "Si todos necesitamos el aire para vivir y el alimento para subsistir, si todos sabemos sentir ¿Qué tanto cuesta reconocerse como ser humano en el otro?", finalizó.


Escrito por

Lee Torres Calderon

Fotógrafo y videasta. Missing wanderlust. @amilkywaytrip


Publicado en

Redacción mulera

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