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Santos de espaldas: habla un hincha de la Universidad San Martín

Publicado: 2012-02-21

Por: Jack Hurtado

Vengo de una familia de aliancistas, donde la opinión futbolera del padre es la que rige en el hogar. Así, me disfrazaron con la camiseta blanquiazul desde pequeño. Aplaudía los partidos ganados, fruncía el ceño con los empates y las derrotas; por lo general, no entendía por qué se acribillaban en las calles con los vecinos de camiseta crema. Sin embargo, allá por 2004, cuando empecé a vivir más intensamente el fútbol, apareció un club con perfil bajo y excelente organización; para mí, eso es primordial para el éxito en cualquier escenario: la buena estructura. Este club, de apariencia fantasmal, llevaba al estadio a una banda (a veces contratada), a los niños de las divisiones menores, a uno que otro incauto y a alumnos a los que, según las malas lenguas, persuadían de asistir a los partidos a cambio de créditos extraacadémicos. Ese club se llamaba la Universidad San Martín.

ra visitante en todas las canchas, rentaba el estadio que lleva su nombre en las faldas del río Rímac y desinflaba al rival de turno: a los equipos de provincia les encajaba más de tres goles; a los ‘grandes’ los hacía sudar, fuera de nervios o de pánico. Palmo a palmo se ganó mi respeto y admiración: me hice hincha del club. Luego, los cuestionamientos me llovieron: “te acomodas con ese club porque siempre gana”, “no tienen más de cinco hinchas”, entre otros. Nada importaba: asistía al estadio con frecuencia y salía con mi entrada en mano, muy contento por las victorias conseguidas.

Admiraba su juego, admiraba a sus jugadores, admiraba su organigrama. Admiraba su organización ética y moral. La misma por la que ahora, ocho años después de su fundación, con tres campeonatos conquistados y cinco presencias internacionales, decide retirarse del fútbol profesional. San Martín no quería ser parte del fútbol "chicha", de este fútbol podrido por la nefasta organización, por el pésimo manejo dirigencial, por la prepotencia de las altas esferas, por los jugadores impagos que firman planillas y por presidentes que a veces se pasan de descarados.

“Es poco serio el retiro de la San Martín. Un club que no tiene hinchada, que no tiene historia y que no tiene respaldo, puede hacerlo. No niego que estén al día (en sus pagos), pero es un equipo que no tiene detrás a nadie (…) No somos las universidades que pagan con la plata de sus alumnos”, aseguró Guillermo Alarcón, presidente de Alianza Lima, el impresentable directivo que se zurró en las remuneraciones de sus jugadores, faltando el respeto incluso a grandes glorias del fútbol peruano, como César Cueto. El último sábado, mientras los ‘calichines’ de Alianza y León jugaban en Matute, los hinchas se lo dejaron bien claro.

No es cosa de universidades

Otra de las instituciones serias del torneo, que tenía al día a sus jugadores, renunció al Descentralizado. Universidad César Vallejo no soportó la "deslealtad" de sus jugadores, como expresó su presidente, el empresario César Acuña. El cuadro norteño, desde su regreso a Primera, había consolidado buenos equipos, que lo llevaron a participar en certámenes internacionales. Y es que, cuando los jugadores cobran puntual su sueldo, el fútbol se vive mejor, se disfruta más, y el arco se encara con otras ganas. Sin embargo, siempre existirán los detractores que menoscaben a las entidades cumplidoras y las tachen de “no tener hinchas”: qué fácil es lanzar esas afirmaciones cuando cosen las chequeras para no soltar un sol a los empleados del club.

Efímera estadía

Le bastó una temporada en Primera para acceder a un certamen profesional: recuerdo que seguí con emoción el ascenso de Unión Comercio. En 2011, los riojanos dieron la gran sorpresa y se colaron en la Sudamericana. Hoy la historia es distinta: su presidente, Freddy Chávez, deslegitimó las declaraciones de otro directivos y retiró a su equipo del torneo. Un club más que no quiso

¿Cuándo cambiará?

Ocho años después, los aliancistas celebran en mi casa; presumen que podrán volver a disfrazarme de blanco y azul. He guardado con nostalgia las portadas que le han dedicado El ComercioEl Bocón a mi club, porque LíberoDepor prefirieron a Ruidíaz. Espero, con cierta ilusión, que algún día, aunque sea lejano, existan reformas; reformas como las que DeChalaca.com planteó el mes pasado, con el fin de salvar al fútbol peruano. Reformas en la estructura económica, en la justicia, en las programaciones, en el marketing, etc.

Ojalá que los ciegos y sordos del fútbol peruano le echen un ojo a estos artículos y tomen conciencia de que este deporte mueve a muchísima gente en el país, que puede alegrarte en un día de estrés laboral, que puede pintarte bonito un mal amague de la vida. Ojalá que tanto escándalo llegue a los organismos superiores del fútbol, a la mismísima FIFA; ojalá que el fútbol ‘chicha’ muera pronto. Hasta siempre, San Martín.


Escrito por

Jack Hurtado

@JackHurtado / Reportero de Radikales Libres (RBC Televisión) / Columnista Spacio Libre / / Ex mulero / Habla Portugués y algo de Inglés / Saborea mucho las entrevistas / Colaborador en diversos proyectos de periodismo digital.


Publicado en

Redacción mulera

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