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Humberto Lay: "En nuestro país vivimos una cultura de corrupción"

Publicado: 2011-12-07

El congresista de Alianza por el Gran Cambio y presidente de la Comisión de Ética, Humberto Lay, aseguró en una entrevista con Diario 16, que le ha costado mucho estar al frente de la mencionada comisión, ya que ha recibido muchas críticas, sobretodo al recomendar la suspensión a 3 parlamentarios nacionalistas: Omar Chehade, Amado Romero y Cecilia

Anicama, que luego en efecto fueron separados temporalmente del Congreso.

Particularmente, sobre el Caso Chehade, Lay afirmó que el segundo vicepresidente utilizó sus argumentos como abogado para intentar defenderse pero que sus razones fueron inaceptables. "No hubo ninguna violación del debido proceso, al punto de que todos los acuerdos de la Comisión Ética se aprobaron por unanimidad", declaró.

Aquí la entrevista completa publicada en Diario 16:

-El Congreso aprobó las suspensiones que la Comisión de Ética recomendó contra Omar Chehade, Amado Romero y Celia Anicama. ¿Cómo se vive esto desde su cargo?

Es un conflicto de sentimientos. Por un lado, hay satisfacción por el buen trabajo realizado, pero al mismo tiempo uno está sancionando a un colega. Eso no da ninguna alegría. No es nada agradable esta labor.

-¿Pensó en recibir tantos cuestionamientos por su labor?

Son las defensas lógicas de las personas que no quieren aceptar sus responsabilidades. En el caso de Chehade, este utilizó los recursos que tiene como abogado para tratar de desacreditar a los que lo acusaban. Pero a pesar de ser abogado, dio algunas razones inaceptables el día que se tocó su caso en el Pleno.

-Dijo que no se le respetó el debido proceso ni se le dio tiempo para sus descargos.

En lo absoluto, todo se cumplió. Incluso luego de la declaración de los generales de la Policía, se le citó a una nueva audiencia para que presente sus descargos, algo que no es usual, pero no asistió. No hubo ninguna violación del debido proceso, al punto de que todos los acuerdos de la Comisión Ética se aprobaron por unanimidad.

-¿Se imaginó alguna vez que iba a ser muy duro estar al frente de este grupo de trabajo?

No es nada grata esta tarea. Pero lo acepté porque entendí que era necesario hacerlo. Ahora, claro, jamás imaginé que iba a venir una avalancha de casos (ver recuadro), pero son cosas que uno debe aceptar con decisión y serenidad por el bien del Congreso y del país.

-Y tras esa avalancha de denuncias, ¿no se siente decepcionado de ser congresista?

Si uno quiere que la política mejore, uno tiene que arriesgarse interviniendo y uniendo fuerzas con otros que piensen igual que uno. La realidad es que hay muchos congresistas que son honestos y solo son unos cuantos los que violan principios de ética y entran en corrupción. Lo malo es que esos cuantos dañan la imagen de todo el Congreso.

-Lo malo es que la ciudadanía es la que vota finalmente por esos cuantos.

Lo que pasa es que en nuestro país vivimos una cultura de corrupción, una tolerancia a la corrupción que puede ser algo tan simple como comprar un producto pirateado o de contrabando. O la viveza criolla, que es la corrupción en pequeña escala, como robarse un lapicero o pasarse una luz roja.

-¿Y ha sentido esa viveza criolla en el Congreso?

Sí, también se da. Lo que pasa en la administración pública o en el Gobierno es el reflejo de lo que pasa en la Nación. Hay que atacar la raíz de todo esto, que es la cultura de corrupción.

-En los casos Chehade, Anicama y Romero, ¿qué hecho le llamó más la atención?

El hecho de que a pesar de las pruebas y argumentos en su contra, estos no aceptaran su responsabilidad y persistan en su declaración de inocencia. Chehade, por ejemplo, insistió hasta el final en su inocencia y desacreditó a todos, pero en el Pleno terminó con 103 votos en contra y un solo voto a su favor, que fue el suyo. Cuando niega lo obvio decepciona y entristece.

-Si tuviera a Omar Chehade frente a usted, ¿qué es lo primero que le diría?

‘Por qué no aceptaste desde un comienzo lo que hoy día aceptas como un error político’. Si desde un comienzo Chehade lo hubiera aceptado y renunciado a la segunda vicepresidencia, hubiera quedado mucho mejor y con la posibilidad de continuar con su carrera política. Cuando uno reconoce un error a tiempo, da muestra de entereza, valentía y honestidad.

-¿El futuro político de Chehade está acabado?

Lastimosamente, sí. No admitir un error es el peor error que uno puede cometer.


Escrito por

Jack Hurtado

@JackHurtado / Reportero de Radikales Libres (RBC Televisión) / Columnista Spacio Libre / / Ex mulero / Habla Portugués y algo de Inglés / Saborea mucho las entrevistas / Colaborador en diversos proyectos de periodismo digital.


Publicado en

Redacción mulera

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