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Bandas pretenciosas y público sumiso: Kings of Convenience y Calle 13

Publicado: 2011-12-05

El público limeño, tal vez por la larga sequía de espectáculos musicales de nivel mundial, tiene la tendencia a agachar la cabeza ante situaciones por decir lo menos ofensivas. La semana pasada demostramos ser uno de los "respetables" que menos se hacen respetar, valga la redundancia, en situaciones en las que dos bandas mostraron actitudes pedantes, pretenciosas o tal vez simples exabruptos.

El siguiente artículo expresa una posición personal, escrita desde el punto de vista de un fanático de una de las bandas, asiduo a conciertos de diversos estilos y -sobretodo- de un músico que toca hace mas de 15 años en conciertos chicos y grandes, con públicos hostiles o entregados.

Reyes del inconveniente

Kings of Convenience (KoC) es una banda noruega que hace un estilo de música que muchos comparan con Simon and Garfunkel o Belle & Sebastian. La banda llegó a nuestra ciudad gracias a los esfuerzos del sello Veltrac Music y su serie de conciertos Indiegentes, una iniciativa muy loable para darle espacio a bandas y generos nuevos que los medios tradicionales no difunden. El concierto fue realizado en la discoteca Gótica en Larcomar, ante un público que había agotado las entradas y al parecer invitados del local, no muy en onda con la banda.

Los noruegos, tal como el nombre de su primer álbum "Quiet is the new loud" parece indicar, buscan el silencio absoluto para su performance, acústica. El concierto en Lima fue obviamente accidentado por este motivo, una parte del público no hacía silencio, incomodando al dúo al punto que tuvieron que parar varias veces para obtener el silencio que pedía.

Esto me parece una cagada.

¿Acaso el músico tiene la potestad de controlar a la audiencia de manera explicita, imponiendo actitudes y comportamientos? ¿Quiénes son ellos para decidir y condicionar cómo se deba disfrutar su música? Actitudes que pretenden verticalidad entre el artista y su público son para mi terribles. Mientras más cercano, mas horizontal, es a mi juicio mejor.

Patanes y desconsiderados hay en todos lados. Como artista tienes todo el derecho de mandar a la mierda a un pelotudo que te hinche las pelotas durante todo el concierto. Pero a mi nunca se me va a ocurrir decirle a la gente que me va a ver a un concierto hardcore "o pogueas o no toco". Dejar que cada uno disfrute (o deteste) la performance como mejor le parezca es parte de la magia de ir a un concierto. Por ejemplo, cuando veo una banda que me gusta suelo corear las letras y KoC se presta perfectamente para ello. Ningún noruego hipster me va a obligar a disfrutar la música como el quiera, así sea su propia música.

"No estaba en un cabrón jacuzzi agarrándome las bolas"

Calle 13 es una banda que me gusta mucho. No son los revolucionarios que muchos (y no ellos mismos) pretenden. Un grupo que hace mucho dinero, es editado por la Sony y gana muchos Grammys, pero con un marco músical espectacular, muchas canciones buenas, un rollo casi siempre inteligente, irreverente, cachoso y por ello, divertido. Su posición política (y que bueno que al menos tenga una) les hizo que viajaran a la importante reunión del CELAC en Venezuela, a participar y pedir la inclusión de su país natal, Puerto Rico. Todo bien, excepto por el hecho que ese mismo día tenían pactado un concierto en el estadio San Marcos, al cual naturalmente llegaron tarde.

5 horas tarde.

La crítica viene por dos lados, el primero es la absoluta irresponsabilidad de una banda que agenda dos conciertos en diferentes países el mismo día y además, tras la larguísima espera, ni siquiera una disculpa sino que por el contrario, Residente, frontman de la banda, se mandó un speech desafiante, pedante y desconsiderado, ante quienes lo habían esperado muchas horas.

La otra crítica que formulo es la triste actitud de un sector del público que lejos de hacerse respetar (y hacerse respetar no significa arrojarle objetos a la banda), esperó sumisamente para gozar de una actuación que ya era una falta de respeto. Y es que ese es nuestro gran problema, no nos damos nuestro lugar. El hecho de comprar la entrada a un show constituye una transacción comercial. Si por nuestro dinero no se nos da lo que objetivamente se ofreció, tenemos todo el derecho de reclamar por ello.

En mi opinión, cuando estás sobre la tarima tienes la responsabilidad de hacer que cada centavo o esfuerzo que el público gastó en ir a verte tocar, valga la pena. Hacer esperar tanto, por una situación evitable, y encima tener una actitud tan soberbia es un insulto de los peores.

Tras los exabruptos y sumisiones, algo se avanzó. Residente por fin dio explicaciones y disculpas razonables y se anunció que un grupo de asistentes al concierto reclamará por su dinero via Aspec. Sin embargo, que bueno hubiese sido ver un público exigente in situ, no solo en estos dos casos, sino también en otras situaciones en los que el mal sonido, la patanería de alucinados rockstars o los precios desorbitados de tickets se aceptan con la cabeza gacha.

(publicado originalmente en Frikis.pe)


Escrito por

Öscar Soto

Músico, periodista en La Mula, ateo, geek, melómano, romántico de izquierdas, lector compulsivo y friki recién casado.


Publicado en

Redacción mulera

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