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Los Ig Nobel: los genios también ríen

Publicado: 2011-09-30

Es mentira que el mundo de los hombres y mujeres que se dedican a la ciencia sea extremadamente serio, denso y, sobre todo, aburrido. Lo demostró una vez Einstein en aquella famosa fotografía mostrando la lengua de forma irreverente: los hombres y mujeres dedicados a desentrañar las  grandes incógnitas del universo también rien. Ejemplo de ello son los premios Ig Nobel, denominados de esta forma para parodiar los prestigiosos premios que entrega la academia sueca.

Los Ig Nobel son premios que en cada una de sus categorías premian a los científicos por casos como inventar las tiras de papel perfumada que vienen con las revistas en el rubro de Química, en Medicina por el descubrimiento de que los síntomas del asma se pueden tratar con una vuelta en la montaña rusa , o también, en el premio Ig Nobel de la paz,  por determinar  si es mejor ser golpeado en la cabeza por una botella de cerveza llena, o por una vacía; casos que pueden parecer -en un principio- absurdos, pero que pretenden hacer pensar después de la risa.

En ceremonia celebrada en la universidad de Harvard, en los Estados Unidos, este jueves 29  de septiembre se premió a los ganadores de este año. Así recogió el diario El Mundo la relación de los ganadores.

Un equipo de investigadores de varias universidades se llevó el Ig Nobel de Medicina por un estudio según el cual tener muchas ganas de orinar afecta a la capacidad del ser humano para tomar una decisión.

Mientras, Ana Wilkinson, de la Universidad de Lincoln en el Reino Unido, y Natalie Sebanz, de la Universidad de Radboud Nijmegen en Holanda, fueron recompensadas con el Ig de Fisiología por la investigación titulada 'No hay evidencia de contagio del bostezo en las tortugas de patas rojas'.

Karl Halvor Teigen, de la Universidad de Oslo, ganó en la categoría de Psicología por un estudio para "tratar de entender por qué la gente suspira" y el de Literatura fue para John Perry, de la Universidad de Stanford, por su Teoría de la Dilación Estructurada.

Esa teoría sostiene que para ser un "gran triunfador" hay que trabajar siempre en algo importante y usarlo como forma de evitar hacer otra cosa aún más importante.

Daryll Gwynne y David Rentz recogieron el Ig de Biología por descubrir que ciertos tipos de escarabajos tratan de aparearse con ciertos tipos de botellas de cerveza australiana, mientras que el de Física se lo llevó un estudio para tratar de determinar por qué los lanzadores de disco se marean y los de martillo no.

El de Matemáticas recayó en un nutrido grupo de videntes cuyas predicciones sobre el fin del mundo no se han cumplido, por enseñar al mundo que hay que ser cuidadoso al hacer suposiciones y cálculos matemáticos.

La ceremonia no está exenta de excentricidades. Los ganadores son conducidos hacia el estrado agarrados de una cuerda, como suelen hacer algunas maestras de nido con sus pequeños alumnos. Así mismo, al excederse en el tiempo limite para dar el discurso de agradecimiento, los ganadores son interrumpidos por la voz de una niña que grita "Por favor, terminen. Estoy aburrida".

Aunque a primera vista pueda parecer que los Ig Nobel premian a las investigaciones absurdas, invenciones inútiles y celebran -en suma- la estupidez humana, el hecho de que muchos de los resultados que se obtienen con estos experimentos hayan desbaratado el sentido común, dado pie a trascendentes contribuciones al conocimiento humano, y que incluso algunos ganadores de este premio hayan recibido más adelante el verdadero premio Nobel da cuenta de cómo mediante el juego, la broma y la risa la ciencia da también pasos agigantados. Pablo Jáuregui, colaborador del diario El Mundo, nos presenta el testimonio de Andre Geim, Nobel de Física e impulsor de estos premios Ig Nobel.

La estímulo del humor

Pero además, el cachondeo anual de los Ig Nobel nos recuerda cómo a veces la ciencia puede avanzar gracias a la creatividad y el espíritu lúdico de algunos Peter Pan que se resisten a hacerse del todo mayores. El año pasado, por primera vez en la historia de estos premios, el ganador de un Ig Nobel -Andre Geim, de la Universidad de Manchester- recibió un Nobel de los de verdad (el de Física), y aseguró que ese lado juguetón de la ciencia había sido una de las claves de su éxito científico.

Si no fuera porque Geim, y su colega Konstantin Novoselov, se dedican a realizar toda clase de ensayos aparentemente disparatados en lo que ellos mismos han bautizado como «los experimentos de viernes por la noche», su descubrimiento del grafeno, por el que recibieron el auténtico Nobel de Física, no hubiera sido posible. La filosofía de esta ciencia cachonda la resume así Novoselov: «Hacemos todas las locuras posibles, que muchas veces no conducen a nada, pero que a veces nos dan grandes sorpresas».

(...)

Según Geim, «las personas que no tienen sentido del humor no pueden ser buenos científicos». Seguro que otros ilustres predecesores que recibieron el galardón sueco estarían de acuerdo con él. No olvidemos la irreprimible socarronería del más grande de todos: «Sólo hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana... y del Universo no estoy seguro». Hay juegos de niños que, entre risas, pueden acabar con un grito histórico de «¡Eureka!».


Escrito por

Esteban Valle-Riestra

\"Nothing great was ever achieved without enthusiasm\" RWE


Publicado en

Redacción mulera

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