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Ray Bradbury, el marciano estadounidense, cumple 91 años

Publicado: 2011-08-22

La ciencia-ficción, la literatura en general, está de fiesta.

Uno de sus autores más relevantes, de aquellos a los que cuidar y mimar, cumple años. Pese a que su estado de salud es precario, Ray Bradbury, el genial escritor de libros como Crónicas Marcianas, El Vino del Estío, o Fahrenheit 451, cumple 91 años. Historia viva de la ciencia ficción más humana y poética que se ha escrito jamás.

Pocos regalos pueden estar a la altura de semejante mito. Uno de ellos, quizás, sea el anuncio de que su novela más personal, El Vino del Estío, será llevada al cine.

Según The Hollywood Reporter, la película contará con Rodion Nahapetov como guionista, y con Mike Medavoy (Cisne Negro) y Natasha Shliapnikoff como productores. Citado por el mismo blog, Bradbury, al conocer la noticia, ha comentado:

"Es el mejor regalo de cumpleaños que podría haber pedido. ¡Hoy he vuelto a nacer! "El vino del estío" es mi obra más persona y me trae a la memoria la alegría y el miedo, (...) un verano inolvidable que aún ejerce un poder místico en mí".

Guillermo Zapiola, ofrece, en el diario El País, de Uruguay, ofrece una pequeña biografía sobre Bradbury:

Crónicas marcianas fue su primer libro, pero para entonces, Bradbury era un treintañero con muchas cosas publicadas ya en revistas diversas. Nacido en Waukegan, Illinois, un día como hoy pero de 1920, acompañó a su trashumante familia a través de varios cambios de domicilio hasta establecerse finalmente en Los Ángeles en 1934.

Fue un ávido lector desde siempre, un escritor aficionado y un autodidacta. Hubiera querido asistir a la universidad pero la economía se lo impidió. Para ganarse la vida, comenzó a vender periódicos, al tiempo que se conseguía una máquina de escribir mediante la cual produjo sus primeros relatos, que comenzaron a publicarse en diversas revistas.

Pronto comenzarían los libros, a veces recogiendo cuentos publicados antes en revistas, otras con historias originales. Crónicas marcianas (1950), El hombre ilustrado (1951), Las doradas manzanas del sol (1953) fueron los primeros, seguidos pronto por el salto a la novela (Fahrenheit 451, 1953) que se ubicó en la tradición de la "pesadilla futurista" practicada por Aldous Huxley (Un mundo feliz) o George Orwell (1984).

(...)

Nunca se ató a un género, y si "ciencia ficción" es una etiqueta que sirve para una parte de su obra, otra por lo menos debe catalogarse más ampliamente como "fantasía", y un libro como La muerte es un asunto solitario (1985), que está dedicada a Dashiell Hammett, Raymond Chandler y Ross MacDonald es claramente un relato policial, aunque el personaje del joven escritor novato contiene un componente autobiográfico que se aleja del género. Más cerca siguió escribiendo cuentos, teatro, televisión, novela y poesía, dejando en cada uno de sus trabajos la marca de un estilo reconocible y personal.

Bradbury siempre se ha destacado, además, por ser un firme defensor de la literatura como herramienta para el entendimiento humano. En este sentido, es conocido por ser un activista en defensa de las bibliotecas públicas, a las que considera espacios imprescindibles en cualquier sociedad. Hace unos años, durante una campaña en defensa de una biblioteca ( la H.P. Wright, que finalmente tendría que cerrar), Bradbury declaró:

No creo en las universidades. Creo en las bibliotecas porque la mayoría de los estudiantes no tienen nada de dinero. Yo me gradué del secundario durante la gran depresión y no teníamos dinero. No pude ir a la universidad, entonces fui a la biblioteca pública tres días a la semana a lo largo de diez años.

En ese mismo acto, Bradbury, opinó sobre Internet:

Es una distracción. No es real. Está en algún lugar en el aire.

En este vídeo, de la serie RetroBites de CBC Canadá, Bradbury se confiesa un amante de la literatura y el arte. Explica, por ejemplo, lo maravilloso de la civilización humana, que elige, en la mayoría de los casos, la no violencia como forma de convivencia. De la literatura, del escritor, destaca la capacidad que tiene para "hacer llorar y hacer reir...para poder matar, incluso, así tú no tienes que hacerlo a la mañana siguiente, en la realidad".

Literatura es, dice, experimentar con las palabras:

Coincidiendo con su cumpleaños, Alan Lazalde, de ALT1040, ha publicado 19 de sus mejores frases:

Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos.

Sin bibliotecas, ¿que nos quedaría?; no tendríamos pasado ni futuro.

No pienses. Pensar es el enemigo de la creatividad. Es auto consciente, y cualquier cosa auto consciente es terrible. No debes intentar hacer cosas. Simplemente debes hacerlas.

…La biblioteca, por otro lado, no tiene límites. La información está ahí para que la interpretes. No hay nadie que te diga que pensar, que te diga si eres bueno o no. Lo descubres por ti mismo.

No intento describir el futuro. Intento prevenirlo.

Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro.

Sólo podemos progresar y desarrollarnos si admitimos que no somos perfectos y vivimos de acuerdo con esta verdad.

Un libro es un arma cargada.

El amor es la respuesta a todo. Es la única razón para hacerlo todo. Si no escribes historias que amas, nunca funcionará. Si no escribes historias que otras personas aman, nunca funcionará.

Toca un científico y tocarás un niño.

Si escondes tu ignorancia, nadie te molestará, pero nunca aprenderás.

Los misterios abundan donde la mayoría busca respuestas.

Pasé tres días a las semana durante 10 años educándome en la biblioteca pública, y es mejor que el colegio. Las personas deberían educarse a sí mismas; una educación completa sin dinero de por medio. Al final de esos 10 años, leí cada libro de la biblioteca y escribí miles de historias.

Tienes que saber cómo aceptar el rechazo y rechazar la aceptación.

La divagación es el alma del ingenio.

La ciencia ficción te balancea en el acantilado. La fantasía te empuja.

Mi trabajo es ayudarte a estar enamorado.

Somos el milagro de la fuerza y la materia convirtiéndose a sí mismas en imaginación y voluntad.

La vida termina como el resplandor de un film, una chispa en la pantalla.

En honor a tan magnífico autor, y como cierre de esta nota, un brillante pasaje de "El Vino del Estío":

— Esa es la dificultad con su generación -dijo el abuelo-. Bill, usted me avergüenza, usted,

un periodista. Todas las cosas que pueden saborearse en la vida, ustedes las anulan. Ahorre

tiempo, ahorre trabajo, dicen. -Pateó los almácigos irrespetuosamente.- Bill, cuando tenga

usted mis años, descubrirá que las cosas pequeñas, las alegrías pequeñas, cuentan más que

las grandes. Un paseo en una mañana de primavera es preferible a un viaje de cien

kilómetros en un coche que corre a los saltos. ¿Sabe por qué? Porque en el paseo hay

aromas, cosas que crecen. Hay tiempo de buscar y encontrar. Ya sé. Ustedes buscan ahora

lo grande, y quizá tengan razón. Pero como hombre que trabaja en un periódico debería

fijarse usted en las uvas tanto como en los melones. Usted admira los esqueletos, y yo las

huellas digitales. Muchas cosas lo aburren a usted, y yo me pregunto si no se debe a que

nunca aprendió a usarlas. Si de ustedes dependiera, emitirían una ley que aboliría todas las

tareas menudas, las cosas menudas. Se quedarían sólo con las grandes cosas, y tendrían

entonces que pasarse las horas ideando algo que hacer para no volverse locos. ¿Por qué no

aprenden de la naturaleza? Cortar el césped y arrancar zarzas puede ser un modo de vida,

hijo.

Bill Forrester lo miraba sonriendo.

— Ya sé -dijo el abuelo-. Hablo demasiado.

— Lo oigo con gusto.

— La conferencia continúa, entonces. Un matorral de lilas es mejor que una orquídea. Y los

dientes de león y la hierba común son todavía mejores. ¿Por qué? Porque lo doblan a usted,

y lo alejan de toda la gente y el pueblo por un rato, y lo hacen sudar, y le recuerdan que

tiene nariz. Y cuando usted se dedica realmente a eso, es usted mismo un rato. Usted

empieza a pensar. La jardinería es la excusa más a mano para ser un filósofo. Nadie

sospecha, nadie acusa, nadie sabe, pero ahí está usted, Platón entre las peonias. Sócrates

cultivando su propia cicuta. Un hombre que lleva un saco de abono por el campo es como

Atlas con el mundo al hombro. Como dijo una vez el caballero Samuel Spaulding: "Cava en

la tierra, cava en el alma." Haga girar esas hojas de la cortadora, Bill, y paséese bajo el

rocío de la fuente de la juventud. Fin de la conferenciá. Además, es bueno comer de cuando

en cuando unos dientes de león.


Escrito por

Ángel García Català

Redactor de lamula.pe


Publicado en

Redacción mulera

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