La guerra comercial que Estados Unidos libra desde hace casi un año con China entró en una nueva fase, luego de que el presidente estadounidense Donald Trump cumplió sus amenazas y aumentó a más del doble los aranceles por un valor de US$200.000 millones, en una nueva y más peligrosa escalada de las hostilidades.

Los aranceles impuestos a los productos chinos subieron de 10% a 25% y Pekín, como era previsible, prometió tomar represalias contra  le medida proteccionista de la Casa Blanca en medio de una nueva ronda de negociaciones en Washington para tratar de resolver la disputa.

Según Trump, China "rompió el acuerdo" durante los diálogos que pretendían poner fin a la guerra comercial, mientras que el gobierno de Pekín no ha proporcionado detalles sobre qué tipo de pasos dará. Tiene varias medidas  que puede adoptar,  desde ralentizar el paso de bienes estadounidenses en las aduanas hasta ordenar a sus empresas que dejen de comprar productos de EEUU.

En medio de la escala de tensiones entre las dos mayores potencias económicas del mundo, que tienen en vilo a los mercados, el primer ministro chino, Liu He, el  representante de Comercio de EEUU, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, retomaron las discusiones este viernes por la mañana, pero no ha trascendido nada aún. Lo que sí se descartó fue que Donald Trump reciba al enviado chino en el Despacho Oval como en anteriores ocasiones.

El clima de incertidumbre empezó a poner nerviosos a los mercados financieros en todo el mundo, con consecuencias en la economía global aún impredecibles, en un contexto en el que EEUU no solo acusa a China de prácticas comerciales desleales, sino también de robar la propiedad intelectual de productos estadounidenses, por lo que exige al gigante asiático que haga cambios en sus políticas económicas, al alegar que las actuales favorecen a las compañías estatales chinas a través de un sistema de subsidios.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que la escalada de tensión comercial entre las dos mayores economías globales fue uno de los factores que provocaron una "expansión global significativamente debilitada" a fines del año pasado y una rebaja de las previsiones de crecimiento global para este 2019. Además, algunos países también pueden verse afectados de forma indirecta, sobre todo aquellos con fuertes nexos comerciales con alguno de los dos países, como el Perú, o que tienen un papel clave en las sus cadenas de distribución de bienes. 

"China lamenta profundamente" que Washington haya recurrido a esta medida de presión, indica el comunicado del Ministerio de Comercio en Pekín. "Ahora tiene lugar la ronda número 11 de consultas económicas y comerciales de alto nivel entre China y Estados Unidos. China espera que los dos países se encuentren a mitad de camino y emprender esfuerzos conjuntos para resolver los problemas actuales mediante la cooperación y las consultas", se lee en el documento.

EEUU empezó a aplicar a fines de septiembre de 2018 un arancel del 10% a una lista de 5.745 productos chinos, que se sumaban al 25% que ya aplicaba a otros bienes importados valorados en 50.000 millones. Trump quería subir las tasas al 25% al comenzar este 2019 si el gigante asiático renunciaba a negociar y mantenía sus prácticas, pero las dos partes se dieron una tregua, que ahora está a punto de romperse.

Aunque ha utilizado un doble discurso en este tema que hace difícil anticipar lo que podría suceder en este tema, Trump dejó abierta la posibilidad el jueves de hablar por teléfono con Xi Jinping en los próximos días. Para los analistas de Eurasia Group este gesto es positivo, pese a este clima de tensión. "Eso quiere decir que la relación no es tan tóxica como se temía", señalan, citado por los corresponsales de El País. 

El arancel del 25% que entró en vigor esta medianoche no se aplica a los productos que salieron de China antes del 10 de mayo, en rigor, lo que da un margen de una o dos semanas para que las partes lleguen a un acuerdo, aunque igual es un tiempo muy corto, según los analistas.  Además, la oficina de Comercio Exterior de EEUU podría presentar su propuesta para empezar a gravar productos chinos por valor de 325.000 millones que no están sujetos a arancel.

De hecho, Trump dijo este viernes en redes sociales que está en marcha el proceso para imponer aranceles a todas las importaciones china, medida que llevará aún un par de meses preparar, por lo que ─anotó─ no tiene mucha prisa por llegar a un acuerdo con Pekín. El republicano agregó que los ingresos aduaneros los destinará a apoyar al sector agrícola de EEUU, el más sensible al litigio comercial.

"No vamos a seguir pagándoles medio billón de dólares cada año", dijo el magnate, refiriéndose al déficit comercial. "Vamos a recuperar con los aranceles más dinero que nunca", agregó, al atribuir el impulso del crecimiento de la economía de su país a la recaudación que generan los impuestos aduaneros en vigor desde el último trimestre del 2018.

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