El fin de semana, el Ejecutivo sorprendió al publicar el Manual de Advertencias Publicitarias, que era el último paso pendiente para implementar, por fin, la Ley de Alimentación Saludable, promulgada en 2013, en el que se precisan las medidas, características y detalles que deberán llevar los octógonos en el etiquetado de los alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas saturadas, grasas trans y sodio.
El reglamento, que tardó cinco años en llegar, le da un año más de plazo — que es definitivo esta vez—, a la industria de alimentos procesados, para adecúen todos sus empaques a la norma. En este tiempo, la empresas pueden reformular sus productos y eliminar o reducir el contenido perjudicial para la salud, para evitar así el etiquetado.
"Existe un plazo más que suficiente para que las empresas puedan adecuarse. En este plazo, las empresas perfectamente pueden reformular sus productos y no tener las advertencias. Esto es lo que ha sucedido en Chile", dijo el excongresista Jaime Delgado, promotor de la norma en el año 2013, citado por La República.
Pero el Congreso de la República, controlado por el fujimorismo, todavía se puede tumbar esta esperada y necesaria ley, porque en el Pleno está en carpeta el debate para aprobar por insistencia la modificación de la norma, que el presidente Martín Vizcarra había observado, en los referido al etiquetado que dictaminó la Comisión de Defensa del Consumidor, que cambió los octágonos por un nuevo sistema que fusiona las Guías Diarias de Alimentación (GDA) y semáforos, tal como lo quiere la industria, la mayor opositora a la ley que ha desplegado un fuerte lobby para ello.
"Vamos a estar en un problema si el Congreso insiste en una ley que modifique esa reglamentación. Se debe seguir insistiendo en que no se apruebe la ley", refirió al respecto el exministro de Salud, Óscar Ugarte, quien es uno de 19 extitulares del sector, incluidos algunos del gobierno de Fujimori, que apoyaron la implementación de los octógonos en un pronunciamiento público.
"La ley no es prohibitiva. Si un ciudadano desea comer ‘alto en grasas’, puede hacerlo. La norma es un mecanismo que indica qué cosa es lo deseable para la salud. Es información para el ciudadano".
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