El encuentro histórico en Singapur entre el presidente de EEUU, Donald Trump, y el líder norcoreano Kim Jong-un, que había generado una enorme expectativa en la comunidad internacional, se selló con una declaración conjunta que para muchos fue no solo insuficiente, sino también decepcionante.
El documento suscrito tras la cumbre histórica, que sirvió sobre sobre todo para los objetivos personales de sus protagonistas —Trump se lavó la cara luego del estrepitoso fracaso de su participación en el G7 y para Kim fue un gran paso para lograr su legitimidad internacional—, es apenas un conjunto de buenas intenciones, sin acuerdos ni plazos concretos para lograr la ansiada desnuclearización de la península coreana.
La declaración —de cuatro puntos de aspiraciones altisonantes en la forma pero carentes de sustancia en el fondo— no explica cómo será la desnuclearización de la península. Según escribió en Twitter James Acton, investigador del Programa de Política Nuclear del centro de estudios para la paz Carnegie Endowment, el tono del documento es débil porque, primero, habla de trabajar "hacia", sin plazos ni fechas, y luego porque para Norcorea "la desnuclearización de la península" no es igual a un desarme unilateral.
El compromiso para lograr un "régimen de paz duradero y estable" en la península implica en el futuro la firma de un acuerdo formal que le ponga fin a la guerra de Corea (1950-1953). Trump espera que esto ocurra "pronto", pero lo cierto es que no hay un calendario ni hoja de ruta que permita vislumbrar en un plazo razonable que esto vaya a ocurrir. "Si esto es todo... es deprimente. Incluso tiene mucho menos consistencia de lo que la mayoría de los escépticos anticipaban", dijo por su lado Robert E. Kelly, experto en asuntos de Corea de la Universidad Nacional de Pusan, Corea del Sur.
Para Justin McCurry, corresponsal The Guardian, el punto dos de la declaración conjunta, en el que EEUU y Corea del Norte dicen que "unirán sus esfuerzos para construir un régimen de paz duradero y estable en la península", no incluye ningún compromiso directo para formalizar esas intenciones con un tratado de paz que reemplace el armisticio firmado tras la Guerra de Corea en 1953. "Eso requeriría la participación de China y otros países que tomaron parte en el conflicto", anotó el periodista.
"Como se esperaba, Trump le ofrece a Corea del Norte garantías de seguridad "no especificadas", un gesto cuya vaguedad iguala el compromiso de Kim para la desnuclearización".
Sobre el punto tres, que se refiere a "trabajar hacia la completa desnuclearización de la península coreana", McCurry sostiene: "No cumple con el objetivo largamente perseguido por Washington de un desmantelamiento total, verificable e irreversible (DCVI) del arsenal nuclear de Corea del Norte, sino que simplemente reafirma la posición de Kim después de su Cumbre con Moon (el presidente de Corea del Sur)".
"Ningún analista serio esperaba que el líder de Corea del Norte se comprometiera al DCVI en su primera reunión con Trump. Ese proceso, si llega a ocurrir, tomará años y costará miles de millones de dólares".
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