Tal como se temía, Donald Trump anunció este miércoles que Estados Unidos reconocerá a partir de ahora a Jerusalén como capital de Israel y ordenó iniciar el proceso —que tardará años, según dijo— para trasladar allí la embajada de su país.  

El impacto internacional de su anuncio fue inmediato, porque se trata de una decisión que rompe con décadas de tradición de la política exterior de su país, y las consecuencias son insospechadas aún, pero se teme que se desate una nueva espiral de violencia que en Oriente Próximo que frustre una solución pacífica al conflicto palestino-isarelí.

"Estamos aceptando lo obvio. Israel es una nación soberana y Jerusalén es la sede de su Gobierno, Parlamento y Tribunal Supremo", dijo Trump, luego de llamar a la calma ante las tensiones que desató su anuncio, que ha sido rechazado por Europa, China, las grandes potencias musulmanas e incluso el Papa Francisco

Todos —salvo Rusia, que aceptó a principios de años a Jerusalén como la capital de Israel— habían alertado de la bomba de tiempo que activaría el magnate neoyorquino si concretaba su anuncio, pero igual lo hizo.

Trump insistió en que es el "reconocimiento de una realidad histórica", la aceptación de un hecho consolidado por el pasado como el presente, pero lo cierto es que EEUU se convierte ahora en el único país del mundo que reconoce a Jerusalén como capital de Israel; ninguna otra nación tiene su embajada ahí debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional que retire de la Ciudad Santa sus legaciones.

El presidente, en conferencia de prensa, alegó que por años su país tuvo una ambigüedad sobre el tema para facilitar las negociaciones de paz en Oriente Próximo, pero agregó que la ubicación física de la embajada no es materia de un acuerdo y que, en todo caso, eso no cambia la política de EEUU en la zona.

"Jerusalén es el corazón de una de las más exitosas democracias del mundo, un lugar donde judíos, musulmanes y cristianos pueden vivir según sus creencias. En 1995, el Congreso aprobó por abrumadora mayoría reubicar ahí la embajada y desde entonces todos los presidentes han aplazado la decisión por miedo a afectar las negociaciones de paz, pero décadas después no estamos más cerca del acuerdo. Este es un paso largamente postergado que permitirá avanzar en el proceso y trabajar en la consecución del pacto".

Sea como fuere, el reconocimiento que acaba de oficializar Trump es un golpe medular a las relaciones palestino-israelíes. Casi ningún analista cree que la decisión vaya a ser indiferente, porque Jerusalén, además de ser una ciudad o capital, es el símbolo de una lucha histórica entre los israelíes y los palestinos que nadie ha logrado resolver hasta ahora.

"Esto es un disparate de dimensiones históricas y que amenaza a toda la región", afirmó John Brennan, exdirector de la CIA  entre 2013 y 2017. A su turno, Martin S. Indyk, enviado especial a las negociaciones de paz durante la administración de Barack Obama, alertó: "Por mucho que quieran no van a poder controlar los daños, Jerusalén es un punto demasiado caliente"

Pese a que Trump ha insistido en que EEUU sigue apoyando un acuerdo de paz, como una forma de atemperar las críticas, ya el presidente palestino, Mahmud Abás, lo ha acusado de violar "todas las resoluciones y acuerdos internacionales" con su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel.

En la Casa Blanca también han querido amortiguar el impacto del anuncio presidencial, y ha subrayado que el traslado físico  de la Embajada de Tel Aviv a Jerusalén requerirá años, por motivos de seguridad, burocráticos y de infraestructura, pero no han podido ocultar que la jugada ha dejado un ganador claro: Israel y sus halcones en la administración republicana.

De hecho, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no ha tardado en calificar la medida de Donald Trump como "justa y valiente". "La decisión del presidente es un paso importante para la paz porque no hay paz que no incluya Jerusalén como capital del Estado de Israel", dijo.

[Foto de cabecera: Efe]

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