Sin tregua y contrarreloj. Así es el dramático rescate de las víctimas del terremoto en México, donde más de 220 personas fallecieron en la devastación que dejó el sismo de 7,1 grados de magnitud, el segundo en dos semanas, que golpea al país azteca, entre ellos más de 30 niños en una escuela primaria que se derrumbó casi por completo con alumnos y profesores dentro.

Las imágenes de pánico y de gente gritando y clamando por ayuda, y el sonido ensordecedor de las sirenas de los vehículos de emergencia se entremezclan en medio el caos y la destrucción que se ve en la capital del país y en otros cuatro estados. 

El último reporte del coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, del balance de víctimas fatales, señala que 94 de los fallecidos se registraron en la Ciudad de México, 71 en Morelos, 43 en Puebla, 12 en el estado de México, 4 en Guerrero y 1 en Oaxaca. El gobierno decretó tres días de luto nacional.

Pero estos datos son preliminares, porque continúan las labores de búsqueda y rescate de sobrevivientes, y desconoce la cifra de desaparecidos. Los equipos de socorristas trabajaron sin cesar toda la noche del martes y la madrugada de este miércoles, ayudados por decenas de voluntarios civiles que, dejando de lado sus tragedias personales, se sumaron a las tarea de ubicación de personas entre los escombros. 

Vecinos, rescatistas y voluntarios a la espera de poder continuar con las tareas de remoción de escombros.

El mayor peligro se centra ahora en una réplica de más de 6 grados en medio de las labores de rescate, advirtió Roberto Hernández, jefe de los Topos de México, uno de los equipo de élite que sabe cómo encontrar vida en medio de la muerte. 

En la capital, una de las más afectadas por el terremoto de 7,1 —cuyo epicentro se registró sido en los límites entre Morelos y Puebla—, se derrumbaron decenas de edificios, informó la Agencia de Protección Civil. La alcaldía habla de al menos 44 edificaciones colapsadas.  

En Puebla, la iglesia de Santiago Apóstol en la localidad de Atzala, colapsó en pleno bautizo. Aquí murieron 11 personas y hay personas atrapadas, mientras que el volcán Popocatépetl, ha entrado en erupción tras el terremoto.

Así quedó la inglesia de  Atzala, donde se realizaba un bautizo cuando ocurrió el terremoto.

Las muestras de solidaridad que se dan tras la catástrofe son conmovedoras.  A lo largo de la avenida Insurgentes, en la capital mexicana, los ciudadanos de a pie se pusieron el overol y colaboraron para ayudar en la tragedia. Se organizaron en varios grupos  para llevar agua, linternas y herramientas de trabajo a las zonas de rescate. Y muchos de ellos, con baldes y palas, empezaron a remover escombros. 

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