Parece que cada cierto tiempo debemos responder la pregunta de por qué es necesario un Ministerio de la Mujer en la estructura del Estado. Hoy nuevamente surgen voces sobre su posible fusión con el Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social - MIDIS o de plano su desaparición

Al respecto, creo importante en primer lugar, relevar la importancia de contar con esta institución en nuestro país y, en segundo lugar, resaltar las diferencias respecto del quehacer del Ministerio para la Inclusión Social.

El Perú cuenta con un Ministerio que tiene como misión el logro de la igualdad entre hombres y mujeres desde 1996, como resultado de la incidencia de mujeres de diferentes tiendas políticas que participaron en la Conferencia de la Mujer en Beijing en 1995. Es decir, en el Perú este sector existe desde hace más de 20 años, siendo el más antiguo en Sudamérica (Venezuela 2009, Paraguay 2012, Chile 2016) y uno de los más antiguos de la región. Es decir internacionalmente, se ha tomado el modelo peruano para que muchos Institutos o Secretarias de la Mujer suban de rango y se conviertan en Ministerios.

Ello es importante porque sólo si se tiene el mismo rango y peso que los otros sectores del Estado, se podrá participar cabalmente en las políticas públicas a favor de la mujer. De eso podemos dar testimonio las exministras de la Mujer que a lo largo de estos 20 años hemos ocupado el cargo y hemos asumido férreas batallas al interior del Ejecutivo en representación de las mujeres peruanas.

La vocación fundamental de un Ministerio de la Mujer es construir las herramientas necesarias para eliminar la discriminación contra la mujer y por ello necesita ser un interlocutor fuerte y estar en las mismas condiciones que los demás sectores porque las políticas públicas para erradicar la discriminación y la violencia serán siempre multisectoriales y muchas de ellas estarán dirigidas por otros sectores como por ejemplo la de prevención del embarazo adolescente (Ministerio de Salud - MINSA), la de compatibilización de responsabilidades familiares (Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo - MTPE), la de prevención de la violencia contra la niñez (Ministerio de Educación - MINEDU), la de trata con fines de explotación sexual (Ministerio del Interior - MININTER), la de fomento de la actividad empresarial de las mujeres (Ministerio de Producción - PRODUCE), etc.

Es decir, necesitamos al Ministerio de la Mujer para una efectiva transversalización del enfoque de género en el Estado Peruano, tarea que no se agota en los sectores, sino que va más allá que estos, pues su trabajo debe guiar a los gobiernos regionales y locales, así como a los organismos constitucionales autónomos.

Otro argumento que se esgrime es el bajo presupuesto con que cuenta este sector, por lo que se colige que fácilmente podría ser subsumido por otro sector en el que se puedan disponer algunas acciones o programas concretos dirigidos a la mujer. Al respecto, debemos decir por un lado que hay otros sectores con un presupuesto aún más pequeño que el del MIMP (PIM 2017: 438,191,166), como por ejemplo el MINTRA (PIM 2017: 406,199,408), y sobre los que nunca se cuestiona su necesidad en la estructura del Estado. De otro lado, más bien nos debería llamar la atención e indignar el bajo presupuesto que se le otorga a este importante sector que entre los temas en los que se ha especializado está el de la violencia contra la mujer en sus diferentes modalidades, problemática en el que cada vez más se hace evidente la urgente necesidad de inversión del Estado en la línea de prevención, y no sólo de atención y recuperación de víctimas.

En el año 2012 cuando se pasó del MIMDES al MIMP y se creó el Ministerio de Inclusión Social, el presupuesto del MIMP sufrió una caída del 82%, lo que evidenció que si bien se tenía un asiento en el Consejo de Ministros, la mayor parte del presupuesto de ese sector estaba dirigido a los programas sociales de lucha contra la pobreza, misión que hoy tiene el MIDIS.

La creación del MIDIS, como todo cambio, significó una oportunidad para el MIMP, pues con su nueva ley orgánica se redimensionó el Viceministerio de la Mujer antes dedicado a la temática tanto de mujer como de niñas, niños y adolescentes, familias, personas adultas mayores, personas con discapacidad, etc., para concentrarse en los temas relativos a de derechos de la mujer, igualdad y no discriminación entre hombres y mujeres y no violencia de género.

Al mismo tiempo se creó por primera vez un Viceministerio de Poblaciones Vulnerables dedicado a ejercer rectoría en lo que respecta a una serie de grupos poblacionales que por diferentes razones estructurales -como su edad, sus condiciones físicas o mentales, o sus condiciones de desplazamiento o migración- se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, por lo que es responsabilidad del Estado garantizar el ejercicio pleno de sus derechos en la sociedad.

Así la diferencia fundamental entra la rectoría del MIMP y la del MIDIS es que al primero le corresponde la rectoría en materia de grupos poblacionales que por diferentes razones estructurales como las mencionadas - edad, discapacidad, desplazamiento o migración- se encuentran en condiciones de vulnerabilidad, mientras que al MIDIS le corresponde la rectoría respecto del desarrollo e inclusión social de aquellos grupos que por estar en una situación de pobreza necesitan una serie de políticas que les permita su efectiva integración social. Para decirlo de manera sencilla, si bien es cierto que ambos ministerios trabajan con poblaciones en situación de vulnerabilidad, el MIDIS se aboca a situaciones que como sociedad deberíamos superar al mejorar sus condiciones socioeconómicas en un tiempo determinado, mientras que al MIMP le corresponde atender poblaciones cuya situación de vulnerabilidad es estructural. En esa línea al MIMP le corresponde la rectoría para la población adulta mayor de cualquier segmento poblacional, mientras que al MIDIS se encargó de la implementación del Programa Pensión 65 para aquellas personas adultas mayores que están en situación de pobreza; mientras que el MIMP ejerce rectoría en el Sistema Nacional de Atención Integral del Niño, Niña, Adolescente que comprende a toda la población nacional menor de 18 años, al MIDIS le corresponde implementar el programa Cuna Más dirigido a los sectores más deprimidos de nuestra sociedad, etc.

Las Naciones Unidas en varias oportunidades han recomendado a los países de la región la creación de una institución de alto mando ejecutivo con todas las herramientas necesarias para crear, proteger y vigilar las políticas de la mujer, en otras palabras la creación de un ministerio. Esto coloca a la igualdad de género como un punto fundamental dentro de la agenda del Estado y así mismo, visibiliza a la población femenina en toda su diversidad, lo cual repercute en más de la mitad de la población puesto que está demostrado que invertir en las mujeres multiplica rápidamente los efectos en toda la población, ya que éstas generalmente, redistribuyen la riqueza a la que acceden en nuevos beneficios para todo su entorno. No cedamos entonces a la tentación “eficientista” de eliminar o fusionar un ministerio que cumple un rol fundamental en la protección de quienes más lo necesitan en nuestro país.


(Foto de portada: Agencia Andina)


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