Sean Spicer, secretario de prensa de la Casa Blanca, afirmó que la denuncia sin pruebas que hizo el presidente Donald Trump a través de su cuenta de Twitter en la que acusó a su antecesor, Barack Obama, de haber intervenido sus teléfonos, no era para ser tomada literalmente. 

"Creo que no hay duda de que la administración Obama... que había acciones de vigilancia y otras actividades que ocurrieron en las elecciones de 2016. El presidente usó la palabra wiretaps (escuchas telefónicas) entre comillas para significar, de forma más amplia, vigilancia y otras actividades", dijo Spicer.

Además, el funcionario explicó que Trump se refería al gobierno de Obama en un sentido amplio —y no acusando a Obama de un involucramiento personal— cuando tuiteó que "Obama tenía mis 'cables telefónicos intervenidos' en la Torre Trump" y cuando acusó a Obama de ser un "malo" o " un tipo enfermo ".

Con estas declaraciones, la Casa Blanca recula en la acusación infundada del presidente Trump. Varios funcionarios que trabajaron en el gobierno de Obama pidieron que el mandatario se retracte de las graves sindicaciones que lanzó el magnate, entre los que está el mismo director del FBI, James Comey.

El comité de Inteligencia del Congreso había establecido el lunes último como día límite para que el Departamento de Justicia de Estados Unidos entregue las pruebas necesarias que sustenten las acusaciones de Trump. Sin embargo, el despacho solicitó más tiempo para la investigación y ahora se amplió hasta el 20 de marzo.

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