El 13 de marzo del 2013 salió humo blanco de la Capilla Sixtina: se había elegido un nuevo Papa. El escogido a partir de aquella fecha fue el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, quien a partir de ese entonces tomó el nombre de Francisco para ejercer su pontificado.

La elección se produjo luego de la inesperada renuncia de Benedicto XVI, primer pontífice que dimitía luego en seis siglos, luego de ocho años en el Vaticano tras suceder a Juan Pablo II, fallecido en 2005.

Francisco parecía reunir algunas condiciones que lo hacían un caso sui generis: era el tercer obispo de Roma que, consecutivamente, no era italiano; es de nacionalidad argentina, con lo que se convierte en el primer latinoamericano en la Silla de San Pedro; y era el primer jesuita de la historia que aceptaba este puesto.

El mundo recibió su elección entre la expectativa y la incertidumbre. Por un lado, tenía fama de ser un religioso cercano a la gente, dada su experiencia como arzobispo de Buenos Aires; y al mismo tiempo tenía una denuncia por supuesta colaboración con la dictadura argentina (1976-1983).

DE LAS DUDAS A LAS CERTEZAS

Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio decidió tomar la carrera eclesiástica a los 21 años. En 1969 fue ordenado sacerdote y entre 1973 y 1979 fue el Provincial de la Compañía de Jesús en Argentina.

Fue en ese período en el que, según una denuncia del periodista Horacio Verbitsky, el entonces provincial Bergoglio habría delatado a dos sacerdotes que trabajaban en las "villas miserias" de Buenos Aires, quienes luego fueron capturados por las fuerzas de Videla.

Tras ese episodio no aclarado, el actual Papa Francisco asumió el arzobispado de Buenos Aires en 1998, y tres años después fue designado por Juan Pablo II como cardenal. 

En ese período se destacó por su discurso a favor de los pobres, por gestos como viajar en el tren de la capital argentina en vez de movilizarse en una unidad particular; y por su afición al equipo de fútbol San Lorenzo de Almagro, al que ofició varias misas antes de los partidos.

En 2005 estuvo en el bolo para suceder a Juan Pablo II luego de su fallecimiento; pero no fue escogido, en beneficio del cardenal alemán Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI.

ASCENSIÓN AL PAPADO Y GESTOS POLÍTICOS HACIA EL PROGRESISMO

Desde que asumió como Papa, Francisco se ha diferenciado de sus antecesores por algunos gestos y declaraciones. Retiró algunos objetos de lujos de ciertos salones de la sede vaticana, y prefirió una habitación simple dentro de la misma.

Pero más allá de lo decorativo, Francisco ha tomado posición en el espectro político mundial. La primera jefa de Estado a la que recibió fue a la entonces presidenta argentina Cristina Fernández, con la que mantuvo una polémica por el matrimonio igualitario, al que se opuso cuando el actual Papa era cardenal.

Luego, recibió en la sede pontificia al ecuatoriano Rafael Correa y al venezolano Nicolás Maduro, todos de los gobiernos latinoamericanos de tendencia progresista y de izquierda.

Sus acercamientos a este sector fueron más notorios cuando visitó Brasil ese mismo año; y en el 2015 realizó una gira latinoamericana en Ecuador, Bolivia y Paraguay. En los tres países, tuvo discursos duros contra el neoliberalismo y a favor de los derechos de los pueblos indígenas, lo que lo situó "a la izquierda" en el contexto mundial.

En el contexto europeo, Francisco ha criticado los malos tratos contra los migrantes, especialmente los que vienen de África y Medio Oriente. Aunque no acepta temas como el aborto y el matrimonio igualitario, el Sumo Pontífice ha tenido gestos "pastorales" ante la colectividad LGBT, algo impensado en otros tiempos papales.

Dentro del mismo Vaticano, Francisco libra "una dura batalla" contra la conservadora curia romana. Gustavo Gutiérrez, sacerdote peruano y uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, ha manifestado que la gente solo conoce el 10% de esta pugna política en Roma.

Producto de esto es que el Vaticano habría tomado decisiones controvertidas a favor de religiosos acusados de pedofilia, lo que le ha valido críticas de diversos sectores. Al mismo tiempo, Francisco ha tenido declaraciones más cercanas al ecumenismo y encuentros con líderes de otras confesiones religiosas.

Francisco ha sido considerado "líder de la izquierda mundial" según el Wall Street Journal, debido a la caída de líderes "progresistas" como el francés François Hollande y del ascenso del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, en un contexto en el que la ultraderecha se asoma con fuerza en Estados Unidos y Europa.

En diciembre próximo, Francisco cumplirá 81 años. Su papado se ha movido en aguas turbulentas, pero hasta ahora parece haber capeado un bravo temporal.

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