“Para mantener la supremacía blanca se requiere mucho trabajo y Europa lo está haciendo”
Entrevista a Daniela Ortiz, artista, performer y activista
Cada 12 de octubre las tropas del Ejército Español desfilan por las calles de ese país en homenaje a lo que llaman “Hispanidad”. Recuerdan la fecha del aún más edulcorado “descubrimiento”. En la última conmemoración, la artista peruana Daniela Ortiz (Cusco, 1985) llegó hasta los pies de la estatua de Colón, en el Paseo Marítimo de Barcelona, no para rendirle pleitesía sino para robar un arreglo floral y llevarlo al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), verdaderas cárceles para gente que no ha cometido ningún delito, únicamente la falta administrativa de no tener sus papeles en regla. No era la primera vez que “robaba” algo para conmemorar a su manera el expolio de un continente. Ya en otra ocasión, mientras trabajaba en una bombonería, robó un chocolate laminado en oro y se lo comió en señal de protesta. Hace 9 años que dejó el Perú y se fue a vivir a Barcelona. Desde entonces ha comprobado, día tras día, la falacia de la “ciudadanía” para un migrante en un país europeo. Una formalidad lingüística que oculta la negación de derechos, humanos, civiles y sociales, y ante lo que Ortiz decide aplicar sus “pequeñas venganzas”, como las llama.
Performer y activista, aunque se siente más cómoda con “abolicionista del control migratorio y migrante anticolonial”, Daniela realiza una actividad de denuncia incombustible a partir de su experiencia, poniendo en cuestionamiento las profundas raíces racistas de un continente que aún conserva su tradición colonialista en el trato que reciben las personas migrantes: trabas para conseguir la residencia definitiva, trámites que parecen no tener fin, incongruencias burocráticas que te ponen en serios aprietos, persecución, centros de internamiento, deportaciones… En resumen, un territorio hostil para quien ya ha cruzado algún océano en busca de oportunidades. Por eso, a la peruana no le tiembla la voz a la hora de usar términos muy concretos: el colectivo “euroblanco” sería uno de esos grupos evidentemente favorecidos respecto a las personas ”racializadas”, expuestas a redadas constantes por parte de la policía. Daniela espera un hijo. Aún no sabe si tendrá la documentación obligatoria cuando llegue al mundo.

El vídeo de la acción del 12 de octubre, ante la estatua de Colón en Barcelona, termina con un texto que parece una postdata irónica, en el que reseñas que la acción tuvo lugar a 27 días de que caducara tu permiso de residencia y con 24 semanas de embarazo. Me tocó vivir ese calvario de violencia burocrática desde que en el 2003 llegué a Barcelona. ¿Crees que se ha recrudecido ese maltrato institucional de claro origen colonial en los últimos años?
Definitivamente. Las políticas racistas de control migratorio comienzan en 1985 con la entrada de España a la Comunidad Económica Europea. Durante estos 30 años el control sobre la población migrante se ha incrementado y la violencia es cada vez mayor. Conforme aumenta la violencia en las zonas de frontera, aumenta también la violencia contra la población que ha logrado entrar, y los trámites de regularización son cada vez más complejos y exigentes. En mi caso, siendo una privilegiada dentro de la comunidad migrante, llevo cinco años casada con un español y aún así tengo que presentar un contrato laboral para poder renovar la tarjeta. Me ha tomado tres meses sacar una cita para aportar los documentos y solicitar la renovación. Lo peor de todo es que las consecuencias de no tener la tarjeta de residencia son terribles, a parte de ponerte en riesgo de una deportación, te bloquea de la posibilidad de salir del país sin arriesgar el no poder entrar a la vuelta y obviamente te bloquea de poder hacer cualquier gestión. Puede que mi wawa nazca y yo esté sin papeles.
Estar embarazada solo hace más sangrante tener que dedicarse día a día a sortear trámites para conseguir estatus de “ciudadana”. ¿Cómo lo vives y cómo piensas documentar y desarrollar esta experiencia artísticamente?
Estoy preparando una acción para el día que caduquen mis papeles, a la media noche. La haré en la base del monumento a Francisco Pizarro en la ciudad de Valencia. Quiero marcar ese momento en que paso de tener un semiderecho a tener antiderechos. Es una forma de hacer resistencia ante tanta violencia, es como una pequeña venganza contra una especie de frustración ciega. Es una situación que genera mucho estrés: por un lado sabes cuáles son las consecuencias, por otro sabes que se debe a cuestiones meramente racistas y xenónofobas. Para colmo, ves cómo gente que tiene el privilegio de ser euroblanco, de haber nacido con nacionalidad, minimiza o relativiza tu situación en tu propia cara.
Lo que vives es un buen ejemplo de la situación precaria a la que se ven expuestas las personas en vías de obtener la “residencia” o que simplemente viven en España sin tener la nacionalidad. ¿Que ocurre con lxs hijxs de las personas migrantes que nacen en España? ¿Es cierto que su nacionalidad o permiso de residencia está sujeta a la tuya? ¿De verdad sigue importando el origen de los progenitores para que alguien nacido aquí no sea inmediatamente reconocido como español/a?
Pues todo lo contrario al mito. Los hijos de inmigrantes son considerados inmigrantes en el marco legal, es decir que heredan la nacionalidad de sus padres así como su estatus legal. Si tú eres considerado “inmigrante ilegal” por el régimen racista pues tu hija lo será igual. En toda Europa se aplica el Jus Sanguinis, en relación al derecho a la nacionalidad, eso quiere decir que solo se transmite “por sangre”, no por el territorio de nacimiento o a través de los padres que ya hayan obtenido la nacionalidad anteriormente. Conforme el monstruo de la Europa racista ha ido creciendo se han ido cambiando las legislaciones hasta llegar al punto en que ningún país europeo otorga la nacionalidad por nacer en su territorio. Mi wawita va a heredar mi nacionalidad así como mi estatus legal, que de momento parece ser el de “inmigrante ilegal”. Sinceramente no me lo creo después de 10 años viviendo acá.
Sin embargo, tú misma afirmas que eres de la parte privilegiada del colectivo migrante. ¿A qué te refieres con esa diferenciación?¿Cuáles serían los sectores más y menos desfavorecidos del conjunto?
El orden racializado y el hecho de ser mestiza y pasar como blanca en varios contextos –hasta que abro la boca– me facilitan, por ejemplo, que no me pidan los papeles en la calle. Estudié en la universidad, hablo inglés, y a pesar de haber trabajado varios años de camarera y limpieza, ahora trabajo en el sector cultural, donde ganas poco dinero pero es un espacio de privilegio absoluto, si lo comparamos con trabajos de servicio. Paradójicamente, por venir de una ex-colonia española y hablar la lengua se generan una serie de privilegios para las comunidades latinas, te atienden mucho más rápido que a un un senegalés o un pakistaní. Es como si usaran las Pinturas de Castas para determinar quién tiene acceso a qué. Definitivamente las personas negras, provenientes de países africanos, tienen la peor situación a nivel estructural: más persecución, más dificultades para obtener un visado, residencia o lo que sea; por otro lado la imagen de esta comunidad está constantemente en los medios.
Varias ciudades españolas están gobernadas actualmente por los llamados “ayuntamientos del cambio”, supuestamente con políticas sociales de izquierdas y que presumen de no ejercer el racismo desde las instituciones. En el caso de Barcelona con la gente de Ada Colau. ¿Se nota algún cambio en las políticas de inmigración?
No, en absoluto. Basta ver cómo se ha intensificado la persecución hacia los vendedores ambulantes, la mayoría senegaleses y gambianos. Esto solo demuestra por qué la llamamos “izquierda blanca”. Para mí fue muy duro ver a personas como Ada Colau, Gala Pin o Gerardo Pisarello hacer un trabajo de criminalización violento al repetir la palabra “ilegal” de forma insistente, cada vez que se refieran a la venta ambulante o a los productos. En Europa existe un racismo muy enraizado en la izquierda, incluso llega a los círculos anarquistas. Minimizan el racismo y dicen que solo se trata de una cuestión de clase; por otro lado les cuesta mucho aceptar la situación de privilegio que tienen respecto a la población migrante, tienen una necesidad bien compleja de referirse a ellos mismos como las mayores víctimas del capitalismo y por eso no paran de relativizar.
Europa es un espacio político a la deriva en el que los estados nacionales parecen no encontrar su razón de ser en la propia soberanía. Esto es muy evidente con la actual “crisis de refugiados”, como insisten en llamarla, cuando en verdad es la crisis de un modelo político. ¿Qué está pasando en Europa? ¿Porque no parece cundir la idea de fondo de que está, de alguna manera, recogiendo lo que lleva sembrando desde hace siglos?
No creo que tengan una falta de soberanía, ni que estén a la deriva. No es que los países de la Unión Europea estén con las manos atadas o que no sepan qué hacer en relación a la situación que se está dando con la población migrante y refugiada en sus fronteras. Lo que sucede en las zonas de frontera externas e internas es producto de políticas implementadas desde finales de los años 80’s. Todo está claramente calculado, todo lo que está sucediendo es perfectamente legal. Para llegar a este punto, la Unión Europea y los estados miembro han dedicado mucho dinero, mucho tiempo y mucho trabajo. Es imposible perseguir, detener, deportar y matar a tanta gente de forma legal sin haber hecho un trabajo profundo. La construcción de la soberanía de los países de la Unión Europea se da sobre los cuerpos de las personas migrantes: es uno de los terrenos de batalla.
Las personas que han muerto ahogadas en el mediterráneo se cuentan por miles sólo en el último año y sin embargo el problema lo constituyen aquellas que han conseguido llegar a tierra. Sostienes que siempre se aborda la situación analizando a la población migrante, demonizando a ese sujeto colectivo imaginario como origen del problema o bien ejerciendo un paternalismo ramplón y poco efectivo a la hora de aportar soluciones. ¿Cómo se puede girar la mirada hacia la responsabilidad de las sociedades europeas en este drama?
Es necesario empezar a nombrar a las personas responsables. Hay una gran cantidad de cargos políticos y públicos que están actuando con total impunidad en relación a lo que está sucediendo. Nadie sabe quién es el director de la Agencia de control migratorio FRONTEX y sin embargo, tiene una gran cantidad de poder sobre lo que se hace en las zonas fronterizas o con las deportaciones masivas forzadas. Por otro lado, la población migrante y las poblaciones racializadas necesitamos tener un espacio en este debate. Ningún inmigrante o refugiado se ve en la televisión dando su opinión en los programas de debate sobre estos temas, menos aún en los espacio políticos. Es todo sobre nosotros pero sin nosotros. Los europeos no saben como funciona el sistema de control migratorio, incluso varios cargos políticos y públicos no tienen ni idea de la violenta traducción de las leyes y normativas de extranjeros a la vida real.
¿Cuál es la relación entre el sistema de control migratorio, el colonialismo y la colonialidad?
Sería imposible ejercer tanta violencia contra la población migrante y racializada sin un discurso racista profundo y en Europa este se articula en su reivindicación del colonialismo. Hay cientos de monumentos a Colón y diversos sujetos nefastos del colonialismo por toda Europa, incluso hay monumentos a Leopoldo II, aún en pie en Bélgica. En Europa no se ha hecho un proceso de memoria histórica en relación al colonialismo. Mantener la narrativa de que somos seres inferiores, de que nuestras culturas y saberes lo son, es necesario para, por ejemplo, decir que tenemos que “integrarnos” en su sociedad para poder tener un permiso de residencia. Muchos compañeros migrantes tienen que pasar por exámenes que demuestren que se comportan como europeos. El mantenimiento de los monumentos al colonialismo también sirve para sostener las narrativas de que somos salvajes y violentos. Se les haría más difícil tener un Centro de Internamiento de Extranjeros en Barcelona sin un monumento a Cristóbal Colón, donde en la base aparece un indígena arrodillado ante un español.
En España no se ha dado una solución real al tema de la migración. Los Centros de internamiento de Extranjeros (CIEs) para personas sin documentación o el escalofriante sistema de vallas para evitar el paso por el norte de África son solo un par de muestras de lo prosaico y brutal de estos métodos de contención. ¿Son las instituciones racistas, incompetentes o todo a la vez?
La migración no es un problema, el problema es el sistema de control migratorio. Las comunidades migrantes no necesitamos más marcos legales, por el contrario necesitamos tener menos leyes sobre nosotros, necesitamos que se deje de hipervisibilizar a nuestra comunidad en los medios de comunicación. Lo que se necesita es abolir la Ley de Extranjería. Definitivamente las instituciones españolas y europeas son racistas, primero porque son solo euroblancos los que toman desiciones ahí y, segundo, porque todas las políticas son para perseguir, detener y deportar. Me da una rabia inmensa cuando leo la Ley de extranjería y se habla de “derechos” de los inmigrantes o de la ley catalana de “acogida”. ¿Cuáles derechos? ¿Se considera ser detenida embarazada en un centro de internamiento de extranjeros un derecho? ¿Cuál acogida? ¿Se considera acogida que manden un inspector a tu casa para ver si cumples los requisitos para obtener un visado para traer a tus hijos? Y como digo, no es que hagan mal el trabajo, no es que sean incompetentes, es que para poder mantener el orden racializado, para mantener la supremacía blanca se requiere mucho trabajo y Europa lo está haciendo.

Hace pocos días se produjo un motín de apenas 24 horas en uno de los CIEs que están en funcionamiento actualmente en el reino de España. ¿Tienen las personas en mayor situación de vulnerabilidad alguna posibilidad de revertir colectivamente su situación?¿Crees que este motín, la fuga de otro CIE hace poco o iniciativas como el sindicato de vendedores ambulantes (personas sin papeles que están más expuestas a ser detenidas, internadas y deportadas ya que realizan su trabajo en la vía pública, lo cual está prohibido en España) pueden darnos esperanzas duraderas o debemos intervenir sobre las políticas estatales y europeas finalmente?
Sí, yo creo que esas luchas son las que van a marcar el camino a seguir. Son las luchas de la gente que conoce el sistema de control migratorio, el racismo y el colonialismo a la perfección. Hace pocos días, en Lesbos, un grupo de migrantes y solicitantes de asilo le prendieron fuego a la oficina donde se hacen las solicitudes, el lugar donde se gestiona la violencia burocrática. Eso es lo que tendríamos que estar haciendo en todo sitio; yo creo mucho en las luchas de base y las luchas desde las calles, creo que es desde ahí que se han impulsado los cambios. A las personas migrantes y racializadas no se nos considera sujetos políticos sino sujetos a los cuales se aplican las políticas que ellos deciden, pero bueno ahí seguiremos dando la pelea. Personalmente me es muy difícil pensar en cambiar las cosas “desde dentro” del sistema institucional europeo. Considero que el gen racista y colonial lo tienen demasiado incrustado.
Puedo seguir a través de Facebook las numerosas polémicas en las que participas, y no sin cierta belicosidad. ¿Se trata de una estrategia política en la que lo importante es no seguir invisibilizando el problema, aunque sea a costa de duros debates o más bien un punto de fuga por el que canalizar toda la violencia recibida?
Sinceramente no es algo que haya pensado mucho como estrategia, es algo que se ha ido dando. En Facebook paradójicamente hay un espacio de encuentro entre varias personas y colectivos migrantes y racializados, pero también encontramos un lugar donde confrontar a los racistas y sus plataformas. Estos debates también se dan de forma personal en encuentros o debates. Por ejemplo, mi conflicto con el antropólogo racista Manuel Delgado comenzó en un espacio muy euroblanco que contradictoriamente se llama “la Reina de Africa” donde me invitaron ellos mismos a pasar un video sobre la colonialidad y el colonialismo. Terminaron gritándome porque se sintieron ofendidos en su blanquitud y eurocentrismo. No es que a mi me guste pelearme con la gente sobre estos temas, es que ellos defienden las estructuras racistas a muerte, las relativizan, las normalizan Por otro lado son muy sensibles, se ofenden super rápido, de hecho ya se ponen a la defensiva solo por llamarlos lo que son, euroblancos. A través del Facebook he podido contactar y compartir lucha con gente de otros lugares de Europa y America latina.
Dado que los medios de comunicación masivos son espacios a los que no se nos invita pues vamos hablando en la red, en las calles y en nuestras asambleas.
¿Qué le dirías a alguien de Perú que esté pensando en venirse a España?
Le diría que nosotros tenemos todo el derecho a estar aquí y a disfrutar de la riqueza acumulada en Europa producto del colonialismo; como dice Frantz Fanon: lo hay acá también es nuestro y tenemos que tomarlo. Le diría que tenemos una situación de privilegio comparada con las personas que se quedan al otro lado de la frontera y que hay que asumir ese lugar; le diría también que lo más importante antes de venir es tener una red de gente migrante que te apoye, que conozca cómo funciona el sistema acá.