"A los shipibos de Cantagallo les vendieron ilusiones". La frase es del alcalde Luis Castañeda Lossio. La dijo este lunes, casi sin inmutarse, luego de que llegó a esta zona donde está asentada esa comunidad indígena, en el Rímac. Ahí un incendio de grandes proporciones destruyó esta madrugada cerca de 300 viviendas y dejó más de 2 mil personas damnificadas, según el último balance oficial de daños.

Así luce cantagallo tras el incendio. (Daniel Martínez)

"Ahí no había ningún proyecto, eso es mentira, es mentira", insistió el burgomaestre cuando la prensa le preguntó por Río Verde, que su antecesora había promovido, pero que él canceló apenas se instaló de nuevo en el Palacio Municipal, en enero del 2015. Ahora ya sabemos cómo: en secreto y con sigilo, que parece ser un sello de su modelo de ejercer el poder.

"Esto ha sido un infierno y no hemos podido salvar nuestras pertenencias. Necesitamos alimentos, ropa y apoyo para los niños que han quedado traumatizados", dijo Demer Ramírez, una afectada de la comunidad de Cantagallo. (Foto: Andina).

En Twitter, las reacciones no se hicieron esperar. Fueron de todo tono y calibre. Pero la mayoría coincidía en que si había un culpable de que esta comunidad no haya sido reubicada a tiempo y se evitara así el infortunio, ese es Castañeda Lossio.


¿Por qué no fueron reubicados?

La comunidad Shipiba-Koniba llegó a Lima procedente de Ucayali y se asentó en Cantagallo hace más de 15 años, entre la indiferencia y olvido oficiales. Y desde el 2013 tenían con las autoridades de entonces un compromiso de reubicación que ahora Castañeda desconoce y dice que estos ciudadanos fueron engañados. "No ha sido en mi gestión", alega.

Lo cierto es que Río Verde era un proyecto tan real como la lavada de manos del actual alcalde y como el hecho de que la ejecución de Vía Parque Rímac afectó la calidad de vida de más de 260 familias de esta comunidad, según confirmó la Defensoría. Para más señas, los shipibo-konibo conforman la primera comunidad nativa urbana en el Perú, según el Convenio Nº 169 de la OIT.

En noviembre de 2009, con Castañeda como alcalde, la Municipalidad de Lima suscribe el contrato de concesión del Proyecto Línea Amarilla, que luego pasó a llamarse Vía Parque Rímac. Esta obra uniría el centro histórico con el Callao, pero impactaría directamente en la comunidad de Cantagallo.

En enero de 2011 vino el cambio de gobierno municipal en Lima. La administración de Susana Villarán inicia un diálogo con la comunidad de Cantagallo para lograr la reubicación. Además, se logra incluir en el contrato de concesión la creación de un fideicomiso para realizar el proyecto Río Verde, como parte de Vía Parque Rímac. 

Incluso, en mayo de 2013, al amparo de la resolución de Alcaldía Nº 124, se inicia el proceso de reubicación. Ese mismo año, en setiembre, las comunidades y las autoridades ediles llegan a un acuerdo para que sean trasladadas a un terreno en el Malecón Checa, en Campoy, San Juan de Lurigancho. La municipalidad compra el terreno para la construcción del Conjunto Habitacional Shipibo-Konibo.

Ya por esta época, entre agosto y noviembre de 2014, Castañeda era el seguro sucesor de Villarán y empezó a urdir por lo bajo, a través de Gisselle Zegarra -una de sus principales colaboradoras- el plan para cancelar el proyecto Río Verde.

Cuando asumió las funciones de su tercer mandato, en enero de 2015, lo terminó de consumar. En marzo de ese año, Castañeda decidió utilizar el dinero destinado para Río Verde para construir un by pass entre las avenidas 28 de Julio y Arequipa. El resto es historia conocida.

¿Quién miente entonces?

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