En medio de la creciente tensión política en Venezuela, el Vaticano logró lo que parecía inviable: que el Gobierno y la oposición se sienten a conversar. Emil Paul Tscherrig, nuncio apostólico en Buenos Aires y enviado especial del Papa para intervenir en la crisis en el país llanero, leyó este lunes por la tarde un comunicado conjunto de las partes en conflicto que daba cuenta del inicio del diálogo en una mesa plenaria de negociaciones que se instalará este domingo 30 en la Isla de Margarita.
¿Cuál será el objetivo? "La búsqueda de acuerdos, la creación de un clima de confianza, la superación de la discordia y la promoción de un mecanismo que garantice la convivencia pacífica", dijo Tscherrig tras reunirse con representantes de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD).
Casi en paralelo, al otro lado del mundo, el Papa Francisco recibía en una audiencia privada en el Vaticano al presidente Nicolás Maduro, quien llegó a Roma de forma sorpresiva tras una gira que cumplió por países petroleros de Oriente Medio.
Según Tscherrig, la agenda del diálogo en el Caribe insular del oriente venezolano se regirá por una metodología propuesta por los tres expresidentes que son parte del proceso: José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana).
El vocero de la MUD, Jesús Torrealba, agradeció la intervención del Papa en esta crisis, que el domingo tuvo uno de sus momentos más álgidos, cuando un grupo de chavistas irrumpió en el Parlamento Venezolano y frustró una sesión especial en la que se discutía un eventual juicio político contra Maduro, por "abandono de cargo", debido a que viajó al exterior sin autorización de la Asamblea Nacional.
En una conferencia, Torrealba dijo que monseñor Tscherrig "goza de toda nuestra confianza" y que en la cita que sostuvieron, el enviado del Vaticano les informó sobre las "implicaciones" de la "nueva etapa de lucha del pueblo venezolano".
La oposición seguirá adelante con su estrategia para lograr un cambio de mando en el país, luego de que el viernes último la justicia venezolana decidió suspender el referendo contra Maduro, en un contexto de creciente rechazo popular hacia el gobierno, lo que abre además una etapa de incertidumbre en Venezuela que podría derivar en un estallido social.
Así, la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, reanudará este martes la sesión que se frustró el domingo, para evaluar el "estatus constitucional del presidente Nicolás Maduro", que tiene como objetivo de iniciar un eventual impeachment en contra del mandatario chavista.
Este semana, la oposición también convocó a otra "Toma de Venezuela", marcha nacional contra el Gobierno prevista para el miércoles; como es usual, lo propio ha hecho el oficialismo, que convocó a las calles a sus seguidores para el mismo día, lo cual siempre implica un riesgo de que se produzcan choques violentos.
"El diálogo es un espacio para todos los venezolanos que buscan una salida pacífica a la situación", dijo Torrealba, en lo que muchos interpretaron como un mensaje cifrado para los sectores más radicales de la oposición que pueden ver el retorno a la mesa de negociaciones como una claudicación.
El jefe de la delegación oficialista para el diálogo, Jorge Rodríguez, alcalde del distrito Libertador (centrooeste de Caracas) subrayó que las conversaciones han estado precedidas por "varias reuniones" auspiciadas por el presidente Maduro.
¿Habrá humo blanco en Venezuela?
Difícil saberlo, pero no será fácil, porque las partes en conflicto buscan dos cosas diametralmente distintas y no parecen querer ceder un ápice en sus pretensiones: la oposición puso en marcha una estrategia para la rectificación del régimen o su salida del poder en breve; en tanto, el oficialismo ya demostró que está dispuesto a hacer cualquier cosa para impedir el referendo y lograr que se mantenga hasta el 2019 en el país, donde el modelo chavista, de clara vocación autoritaria y enemigo de la alternancia, ha puesto a Venezuela al borde del abismo.
(Foto de cabecera: EFE)
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