Cinco días después del inicio del alto al fuego en Siria, Rusia denunció este sábado que al menos 62 soldados sirios murieron durante un bombardeo de la coalición liderada por Estados Unidos contra una base militar siria, lo que hace tambalear la tregua en el país árabe, luego de que un primer cese de hostilidades fracasara este año.
El vocero del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, sostuvo que el ataque aéreo fue contra el aeropuerto Deir el-Zur en el este de Siria y fue realizado por dos aviones F-16 y dos A-10. No dijo a qué país pertenecían esas aeronaves, pero afirmó que eran de la coalición internacional.
Konashenkov dijo que las autoridades sirias le comunicaron a los rusos que 62 soldados perdieron la vida y más de 100 resultaron heridos, y aseguró que las aeronaves venían desde donde está la frontera con Irak. Washington confirmó que efectuó un bombardeo, pero evita confirmar si alcanzó al Ejército de Damasco.
El Gobierno ruso es aliado del régimen de Bashar al Assad y realiza bombardeos para ayudarlo frente a la ofensiva de los rebeldes. Además de las fuerzas del Estado Islámico, los remanentes de Al Qaeda también están excluidas del alto el fuego y pueden ser legítimamente atacados.
Horas antes de este incidente, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, mostró su frustración por la negativa de Washington a publicar el acuerdo de alto el fuego para Siria pactado con Moscú, y apuntó que su país no lo revelará unilateralmente.
"Realmente no entiendo por qué tenemos que mantener un acuerdo como este en secreto", manifestó el mandatario, según fue citado durante un viaje a Kirguistán.
Sugirió que la resistencia estadounidense podría derivar de la esperanza de mantener el potencial de combate de las fuerzas que luchan contra el gobierno sirio.
"Esto viene de los problemas que Estados Unidos enfrenta en suelo sirio. Sigue sin poder separar la llamada parte sana de la oposición de los elementos delictivos y terroristas", dijo. "Pero este es un camino muy peligroso", agregó.
Además, este mismo sábado, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el canciller ruso, Serguéi Lavrov, hablaron por teléfono para intentar prolongar la vigencia de la tregua, pero el escenario se complica.
Por un lado, Moscú reiteró que Washington no está cumpliendo su compromiso para contener a sus aliados de las milicias de la oposición, mientras que Estados Unidos responsabiliza a las fuerzas rusas y a las del régimen de Damasco del bloqueo de la ayuda humanitaria —que sigue retenida en la frontera de Turquía— para las más de 250.000 personas que permanecen asediadas en los barrios del este de Alepo controlados por los insurgentes.
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