La expresidenta de Brasil Dilma Rousseff, destituida del cargo por 61 senadores, se pronunció tras conocer la decisión tomada este miércoles, lamentando que se haya consumado finalmente un golpe de estado parlamentario.
Poco antes de abandonar el Palacio da Alvorada, residencia oficial de los mandatarios brasileños, Rousseff se dirigió a los ciudadanos acompañadas de muchos de sus aliados, reiterando que lo que se ha hecho es condenar a una persona inocente.
"Hoy el Senado Federal tomó una decisión que entra en la historia de las grandes injusticias. Los senadores que votaron por el impeachment escogieron rasgar la Constitución. Decidieron la interrupción del mandato de una presidenta que no cometió crimen. Condenaron a una inocente y consumaron un golpe parlamentario".
En un discurso firme no se guardó nada contra los opositores, algunos de los cuales tienen serias acusaciones e indicios de corrupción.
"Con la aprobación de mi destitución los políticos que buscan desesperadamente escapar de los brazos de la justicia, tomarán el poder unidos a los derrotados en las últimas cuatro elecciones. No acceden al gobierno por el voto directo como Lula y yo lo hicimos, se apropian del poder mediante un golpe de estado. El segundo golpe de estado que enfrento en mi vida".
Anunció también, aunque sin dar detalles, que recurrirán a las instancias necesarias para dar cuenta que lo hecho hoy por el Senado no es más que un acto injusto.
"Es una errónea elección indirecta en la que 61 senadores reemplazan la voluntad expresa de 54 millones y medio de votos. Es un fraude contra el que aún vamos a recurrir en todas las instancias posibles".
Y advirtió que no los dejarán tranquilos...
"Ellos piensan que nos vencieron pero están engañados. Sé que todos vamos a luchar. Habrá contra ellos la más firme, incansable y enérgica oposición que un gobierno golpista puede sufrir (...) No me gustaría estar en el lugar de los que se creen vencedores. La historia será implacable con ellos como ya lo fue en décadas pasadas".
Se dirigió también a las mujeres brasileras y les dijo que ellas 'sí pueden' y se mostró segura de que nunca olvidarán lo que se hizo contra la primera mujer presidenta.
"Las futuras generaciones de brasileñas sabrán que la primera vez que una mujer asumió la Presidencia de Brasil, el machismo y la misoginia mostraron sus peores caras".
Finalmente evitó despedirse, por el contrario dijo que regresaría muy pronto, y que continuará luchando por lo que se viene trabajando desde el primer gobierno de Lula da Silva.
"En este momento no les diré adiós. Tengan la certeza de que puedo decir hasta dentro de poco. O yo u otros asumirán este proceso. A partir de ahora lucharé incansablemente para continuar en el camino de conseguir un Brasil mejor".
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