"Solo cree en Alá... pero no se fía ni de Dios", estas fueron las palabras que escuchó un diplomático de los Estados Unidos -hace algunos años- de parte de un estrecho colaborador del Ejecutivo turco para definir a Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía que estuvo muy cerca de ser derrocado por una facción de las Fuerzas Armadas del mencionado país.
¿Qué podría hacer que un hombre deje de confiar en Dios? Una respuesta -no la única ciertamente- es la ambición de poder. La vida política del mandatario turco ha sido una carrera ascendente, pero este camino tiene sus consecuencias como desconfianza radical que expresa la frase que abre esta nota periodística, propalada a través de un cable de Wikileaks y que recuerda El País.
Proveniente de una familia de inmigrantes sin muchos recursos económicos, el futuro político creció en el barrio Kashim Pahsa (Estambul) donde había que pelear para sobrevivir en las calles. Erdogan resistió. Logró estudiar Economía y hasta pudo convertirse en alcalde de la capital de Turquía, como representante del Partido del Bienestar de Necmettin Erbakan (padre de islamismo político). Precisamente, la religión sería la causante de su posterior encierro. Tras leer un poema islamista -que en uno de sus versos dice "Nuestras bayonetas son los minaretes"- fue sentenciado y llevado a prisión. A sus vez, proscribieron a la agrupación política que pertenecía (1997).
Con los años, el economista moderó sus ideas fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). Este ha sido el vehículo con el cual alcanzó las riendas del Ejecutivo, primero como primer ministro (2003-2014), y luego como presidente. Estos logros no les bastan a Erdogan. Él quiere gobernar hasta, por lo menos, el 2023 -año del centenario del país intercontinental- y así superar a Mustafá Kemal Atatürk, llamado el padre de la Turquía moderna que gobernó el país durante 15 años.
Parte de su estrategia ha consistido en quitarle poder a las Fuerzas Armadas y promover la adhesión de Turquía a la Unión Europea.
EL INTENTO DE GOLPE
En sus últimas declaraciones a la prensa, el mandatario ha hecho un llamado a los ciudadanos turcos para que continúen movilizándose en las calles. En tanto su, primer ministro, Binali Yildirim, confirmó el número de víctimas (141 muertos y 1440 heridos). Hay que mencionar, no obstante, que los conteos oficiales de fallecidos no incluyen a los 104 rebeldes caídos. El funcionario, además, reveló a los medios que han sido detenidos 2839 militares por tener, presuntamente, una relación con el intento del golpe.
El Poder Judicial también ha sido afectado. Así, las autoridades turcas decidieron destituir a 2.745 jueces que habrían apoyado el intento de golpe promovido por una facción del Ejército.
¿Que viene ahora para Erdogan? Algunos consideran que el presidente turco saldrá favorecido de esta crisis y que la utilizará -estratégicamente- para continuar concentrando el poder. Para ello buscaría llevar a cabo un referéndum y así continuar concentrando el poder.
[Con información de Infobae y El País]
[Foto de portada: Reuters]
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